21. Trifecta

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   Theo despertó lentamente, al contrario de cualquier otra mañana. Se despertó sintiéndose seguro y contento, sin sentir la necesidad de saltar para asegurarse de no estar en algún tipo de situación precaria. Se estiró lánguidamente, ambos brazos tirados sobre su cabeza, moviéndose de lado a lado hasta que su sonó satisfactoriamente. Él alcanzó su teléfono y bajó a través de algunas redes sociales antes de aventurarse en los sitios de deportes, buscando cualquier mención del juego de esa noche y qué cazatalentos estaban planeando ir.

  Su búsqueda estaba casi terminada cuando un suave toque golpeó la puerta de la oficina. Parpadeó unas cuantas veces, olvidando que las personas de hecho tocaban para pedir permiso para pasar, tan acostumbrado a su padre solo entrando cuando le daba la gana.

  —Pase —dijo ronco, voz todavía gruesa con sueño. Miró hacia abajo para asegurarse de que estaba vestido apropiadamente y sonrió por la vista de la camiseta todavía en su cuerpo. Se había levantado un poco a lo largo de la noche, así que rápidamente la jaló hacia abajo para cubrir sus abdominales y ombligo.

  Melissa asomó su cabeza por la puerta con una brillante sonrisa.

  —¡Hola, muchacho! Solo quería asegurarme de que te levantaras.

  Él regresó su sonrisa y asintió. Asumiendo que vio que estaba vestido decentemente, incluso aunque ella tenía un hijo y probablemente estaba acostumbrada a ver pechos desnudos, Theo todavía estaba agradecido por su respeto a su privacidad… era renovador. Pero, al inspeccionarla, él frunció el ceño.

  —No te fuiste, ¿o sí? —preguntó. Ella había trabajado toda la noche y sin duda había estado en el hospital la mayoría del día anterior. Estaba siempre ahí y, por alguna razón, entristecía a Theo.

  —Por supuesto que sí, ¿qué te hace decir eso? —preguntó escépticamente, su voz un poco muy alta para ser considerada normal.

  Él se encogió de hombros, jugando con el cordón en sus pantalones deportivos.

  —Estás usando el mismo uniforme.

  Los ojos de Melissa se achicaron.

  —¿Cómo sabes que no tengo dos del mismo color?

  —¿Ambos tienen la misma mancha de café en el collar derecho? —interrogó, levantando una ceja. Se sentía tranquilo con ella y amaba cada segundo de ello.

  Ella se rió entre dientes.

  —Eres muy observador para tu propio bien —ella despeinó su cabello y él se inclinó hacia el toque.

  —Tengo que serlo —dijo sin pensar, inmediatamente arrepintiéndose cuando tristeza pasó por sus rasgos.

  —Para el fútbol —arregló, pero el daño había sido hecho. Él mordió su labio. No quería que le tuviera lástima, todo lo que quería era su normal calidez bondadosa.

  —Bueno —suspiró—. Ya que no he comido nada cercano a comida de verdad en horas y tu necesitas un buen desayuno, ¿quieres venir a mi casa y nos prepararé algo? Puedes bañarte ahí también, si te gustaría.

  Los ojos de Theo se iluminaron por la invitación y un cálido y confuso sentimiento se esparció a través de él. Ese día iba a ser un buen día, decidió mientras asentía ansiosamente en respuesta.

  —Okey, ve adelante y cámbiate. Iré a marcar mi salida y te veré arriba —dijo antes de girarse y salir del cuarto.

  Theo rápidamente se puso su limpios bóxers, par de jeans y su abrigo de fútbol americano sobre la camiseta de Liam, no completamente listo para quitársela todavía. Acomodó el sillón lo mejor que pudo y se aseguró de que no hubiera dejado nada antes de navegar su camino de vuelta hacia la entrada del hospital, donde Melissa lo estaba esperando.

Rivals AU | Thiam {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora