27. Conociendo a los padres

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   Nolan estaba temprano otra vez, parado al lado de su casillero con una sonrisa sutil mientras se acercaba. 

   —Dos días seguidos, ¿te sientes bien? —bromeó. Nolan solo asintió, brillantes ojos clavándose en los suyos, buscando y escaneando. 

   —Te ves feliz —observó el chico, y Liam agachó la cabeza para ocultar el pequeño rubor que coloreaba sus mejillas. Estaba feliz. Muy feliz, en realidad, despertando con la menor cantidad de ira burbujeando debajo de la superficie en mucho tiempo— ¿Theo? 

   Era su turno de asentir, todavía mirando ausentemente en su casillero, pretendiendo estar buscando algo. Nolan era el único que conocía la profundidad de su relación. Uno de los únicos que sabía que él era algo más que hetero, además de sus padres. No podía evitar la timidez que había brotado en él, protegiendo su nuevo y muy frágil estatus con el capitán de fútbol americano. Afortunadamente, Nolan notó su timidez y cambió de tema.  

   —¿Puedo poner mi almuerzo en tu casillero? Digamos que olvidé mi combinación otra vez... —Liam se rió, pero luego se detuvo en seco.   

   —¿Almuerzo? ¿Desde cuándo traes almuerzo? —preguntó, sabiendo que su amigo usualmente no empacaba uno o compraba algunas cosas en el café del colegio y las picoteaba. 

   Las mejillas de Nolan se enrojecieron. 

   —Brett lo hizo mientras me esperaba —declaró con un encogimiento de hombros.

   Liam no pudo evitar sentir un diminuto toque de felicidad de que alguien estaba cuidando a su amigo. Que alguien más notara, que a alguien más le importaba. En ese momento nada más importaba, ni siquiera la campana indicando el primer periodo y su clase más odiada. Solo estaba tan jodidamente feliz que podía volar. Y esa felicidad continuó incluso cuando su muñeca fue agarrada y él fue jalado en un armario de suministros a unas pocas puertas de su salón de clases... donde necesitaba estar sentado antes de que lo marcaran como ausente nuevamente. 

   Pero cuando fuertes manos callosas agarraron sus brazos y cálidos labios presionaron contra los suyos, Liam ya no pudo pensar con claridad. En cuestión de segundos estaba besando a Theo de vuelta, manos dejando caer su cuaderno y sus lápices a favor de enroscarse en el cabello de Theo y jalarlo imposiblemente más cerca, el fuerte aroma a cloro de los productos de limpieza siendo superados por la colonia boscosa de Theo, haciéndolo gemir en la boca tomando posesión de la suya. 

   Luego ya no estaba, junto con el calor corporal y delicioso olor de Theo. 

   —Ten un buen día, Lobito —la ronca voz se derramó en su oído como miel especiada, y él se estremeció. 

   Liam caminó a clase aturdido, ignorando la mirada interrogante de la señora Finch y las pocas risitas que se le escapaban a las personas cuando notaban el sonrojo que sin duda estaba coloreando sus mejillas y cuello.

   —Entonces, o tienes una razón muy vergonzosa por la que llegaste tarde o alguien te besó muy fuertemente —murmuró Mason a su lado cuando había continuado sentado en su silla como un zombi, solo mirando hacia adelante con una estúpida sonrisa en su rostro. 

   Él solo miró al chico a su lado, la mirada transmitiendo todo lo que no iba a decir. 

   Mason se rió entre dientes. 

   —Es hora de que te vieras así después de un beso, te juro que cada vez que besabas a Hayden era como si la vida te fuera siendo arrebatada. Estilo dementor —Liam enarcó una ceja, sin estar listo para dejar que la mención de Hayden arruinara su rara felicidad. 

Rivals AU | Thiam {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora