Capítulo 61 ♡

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    Sebastián se acerca a nosotras, y trae con él una pistola de juguete igual a la que Adrien le entregó a Karol, apunta directamente hacia Vic. Ella se cubre, le grita algo, y luego sale corriendo detrás de él.

—¿Cuándo han planeado esto?—pregunta Karol.

—Fue idea de todos los chicos— le cuenta Adrien.

—Creo que es la primera vez que tienen una idea tan fascinante— dice.

    Dicho esto codea a Malena para perderse en la batalla.

    Me volteo para mirar a Adrien, tiene pintura verde en la mitad de la cara, y el resto de la ropa casi cubierta. Mierda, incluso así me parece precioso.

—¿Por qué me miras tanto?— se arrima a mí, y toma de mi nuca, acariciándome circularmente.

    No creo contar con tanta suerte y seguir viéndome esplendida con el pelo todo pegoteado, y la cara  verde. Pero él me mira como si luciera perfecta.

—Me veo horrible— murmuro.

—Creo que me gustas más así—bromea.

    Me echo a reír, y agacho la mirada, toma de mi mentón y vuelvo a subir mi vista hacia sus ojos.

    Y son segundos en los que me sumerjo en recuerdos. Aquí fui donde lo conocí, dónde me enamoré, donde lloré, donde fui feliz. Todo fue aquí, en el instituto, en el último año.

    Me besa, me arrima más a él, y coloca su otra mano en mi cintura apretándome más. Apoyo mi mano en su pecho y correspondo el beso, hasta que el fuerte impacto de otro baldazo de pintura impacta en nosotros, y no podemos más que echarnos a reír y continuar besándonos sin que nos afecte demasiado.

***

    La graduación fue aún más difícil y emotiva  que el último día de clases. A pesar que después de la batalla de pintura que desatamos en medio del patio del instituto, nos hemos juntado todos para ir a pasar el día en la casa de uno de los chicos, y todo fue tan divertido, estuvimos tan unidos y felices, que pensar en el hecho de que la mayoría de nosotros no volveríamos a vernos se tornó lo suficientemente doloroso como para que sintiera la necesidad de querer largarme a llorar, sin embargo no lo hice, y guardé mis lágrimas para más tarde.

    Y  más tarde fue la graduación.

    Me consta que no fui la única que se echó a llorar durante la entrega de diplomas y los discursos de despedida. No podía dejar de apretar fuerte la mano de Adrien, que se hallaba a mi lado; se veía increíblemente guapo. El traje azul oscuro le calzaba perfecto. La primera vez que lo vi me quedé  estupefacta, no podía creer que era él. No creí que fuera a ponerse un traje, ni en el mejor de mis sueños. Me había dicho tiempo atrás que la graduación le importaba poco y nada. Así que no me esperaba tal sorpresa.

    Estaba precioso. Demasiado diría, nos tomamos unas cuántas selfies antes de salir al auditorio, y seguía preguntándome si realmente él era mi novio, o todo lo estaba imaginando. Cuando pienso que puedo acostumbrarme a su belleza, se pone un traje y la costumbre se me va al tacho.

—¿Te he dicho lo hermosa que te ves con ese vestido?

La voz de Adrien me sobresalta, y doy un respingo, pero sonrío y me relajo cuando veo que se trata de él.

    Me observa fijamente apoyado en el umbral de la puerta del baño de mujeres.

    Me termino de dar una repasada de lápiz labial, y guardo el maquillaje en mi mini cartera. Creo que es la primera vez que yo misma me siento linda.

Mirarte Dolía |CompletaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora