Capítulo 23 ♡

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Mi cuerpo se mueve, en compas con la música y en compas con el cuerpo de Adrien. Su pecho está pegado a mi espalda, y sus manos me sujetan de las caderas, Adrien deposita besos en mi cuello, mientras nos movemos al son de las canciones de reggaetón.

Si tenía vergüenza, él ha hecho que olvide la vergüenza. Sólo me muevo y bailo sensualmente para él, y para nadie más.

Me doy la vuelta, quedando de frente. No me suelta. No me ha soltado en ningún momento y eso me encanta. Entierra su cara en mi cuello, y comienza a besarme, sus besos ascienden hasta mi boca, y ahí se queda. Permito la entrada de su lengua, en busca de la mía, dejo que se encuentren y que comience la guerra.

—Adrien—digo, separándome unos pocos centímetros.

Vuelve a pegar sus labios a los míos, y vuelve a introducir su lengua de manera violenta.

 Lo alejo de mí, poniendo más distancia.

—¿Qué pasa Liz?—pregunta, pegando su frente a la mía, hablándome cerca— Sólo quiero besarte, déjame besarte.

 Antes de que vuelva a besarme, le digo:

—Tengo mucho calor, necesito refrescarme.

—Podemos ir a algún lugar en donde estemos solos, si quieres—propone.

 Me pongo en alerta, la sola mención de esa frase ha disparado mis alarmas. Acabo de decir que tengo calor, y el calor que siento dentro no se irá si nos vamos a un lugar en dónde estemos solos.

—No, está bien, sólo necesito ir a lavarme la cara. Debo… debo ir al tocador.

 Me aparto de él para dirigirme a los baños, pero toma de mi mano y me atrae de vuelta.

—Liz, no estarás huyendo ¿verdad?—pregunta con expresión burlona.

—No estoy huyendo—.  Intento  sonreír—.  Lo único que quiero es estar contigo, jamás huiría de ti.

Es cierto, jamás huiría de él, lo he buscado durante tanto tiempo. He buscado que sus ojos encuentren los míos, he buscado que su boca encuentre la mía, y que sus manos encuentren mi cuerpo. Pero tengo que hacer lo posible por pensar en frío. No tengo que dejar que el calor que me provoca cada vez que me toca, o me besa se haga aún mayor. 

Adrien sonríe, y suelta mi mano.

—No te tardes bonita, quiero bailar contigo toda la noche.

Asiento con la cabeza, y sonrío con timidez antes de darme la vuelta de camino hacia los baños.

***

Miro mi reflejo  en el espejo, me veo acalorada y mis mejillas están ruborizadas. Se nota, se nota a pesar de la base de maquillaje. Respiro hondo e intento calmar  la euforia. Tengo que tener los pies en la tierra, no tengo que ser débil y tampoco tengo que dejar que ese pequeño miedo al rechazo me domine.

Adrien me besa, y yo no puedo pensar. Sólo quiero más, más y más. Olvido todo, olvido cualquier tipo de consecuencia. Pero no puedo dejarme llevar por sus besos, tampoco por sus palabras bonitas. Porque para mí él es todo, pero yo no lo soy todo para  él. Aunque me duele, soy consciente de lo que yo significo para Adrien.

 “Podemos ir a algún lugar en donde estemos solos, si quieres” No, no puedo. No estoy lista para perder mi virginidad en una discoteca. Por mucho que lo ame, no estoy lista aún.

Me dispongo a volver, camino hacia la puerta para volver a la pista,  pero esta  se abre al tiempo que Jennifer y Andrea ingresan dentro. Retrocedo dos pasos alzando el mentón.

Mirarte Dolía |CompletaWhere stories live. Discover now