Capítulo 31 ♡

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Observo mi propio reflejo en el espejo de cuerpo entero que yace en la puerta del baño, y hago una mueca. No estoy conforme con lo que veo, pero no resulta una novedad, nunca estoy conforme conmigo misma.

Me he puesto un jean color negro, de tiro alto y una musculosa de tirantes, también del mismo color. Lo acompañaré de una chaqueta de cuero y una cartera también de color negro. Los últimos tres días mi estado de ánimo ha estado por debajo de mis pies, y me veo incapaz de vestir de otra manera, es como si el color de mi ropa reflejase el color de mi alma, o mejor aún, de mi propio corazón. Mi corazón está dolido, resentido y terriblemente afectado desde que Adrien ha decidido volver ignorarme.

¿Por qué me castiga de esta manera? No ha vuelto a dirigirme la palabra en los días que siguieron después de nuestra discusión en la biblioteca. Él estuvo mal, pero no puedo no sentir que la culpa de que estemos ahora sin hablarnos es mía. Quizá si no le hubiese ocultado lo de la exposición de Melissa, nos habríamos ahorrado todo esto. De todas formas, su actitud ese día rozó lo imperdonable, y tampoco puedo hacer de cuenta de que no ha sido grosero conmigo, humillante, posesivo y controlador como nunca antes lo había demostrado. Para rematar, he tenido que ser fuerte al verlo pasearse en los recreos caminando a la par de Jennifer, o sentado a su lado platicando tan a gusto que hasta me he sentido mal de tener celos de ella ¿Pero cómo no tener celos de la chica que fue su amiga con derecho y con la cual sigue teniendo un vínculo? ¿Qué me asegura que no siguen siendo esa clase de amigos? Puedo apreciar que él la estima, que él confía en ella y que lo pasa bien como podría pasarlo con alguien a quien conoce de toda una vida. Saber eso, notarlo cada vez que los veo juntos; me destroza. Ardo de celos, no lo puedo soportar. El hecho de que Jennifer sea exageradamente atractiva tampoco ayuda mucho a que mis celos sean menos fuertes.

Largo un suspiro, y sacudo la cabeza como queriendo alejar de mi mente la horda de pensamientos que me están llegando.

Voy a salir, y no pensaré en Adrien. Tengo que tratar de no pensar en él, aunque sea un par de horas. Me he vuelto tan dependiente de él en tan sólo semanas, que temo que mi vida se acabe si no lo veo pronto. Terminaré enfermando de la cabeza si sigo a este ritmo.

Salgo del baño, y tomo del perchero mi cartera y mi chaqueta.

—¡Mamá! ¡Ya me voy!—aviso antes de salir de casa.

—¡Nos vemos, avísame cuando llegues!

Ruedo los ojos.

—¡Lo haré!—Grito cruzando el umbral de la puerta.

***

Cuando ingreso al teatro aún son pocas las personas presentes. Una música electrónica suena mientras los que vamos llegando nos acomodamos en las butacas.

—¡Liz! ¡Aquí!

Escucho mi nombre y hago punta de pies. Veo a Vic salir de atrás del escenario, con ella está Ignazio, rodeándola de la cintura. También veo Melissa vestida con su ropa de siempre, pero maquillada en tonos muchos más fuertes de los que suele usar, con los labios de color platinado.

Camino hacia ellas, y doy un chillido abrazando a Melissa, felicitándola incluso antes del show. Luego saludó a Vic y a Igaznio, y me quedo allí con ellos platicando un poco más hasta que se acerque la hora.

El ambiente es muy agradable, y ya pasado unos minutos Karol y Malena nos avisan que están en la puerta, así que nos despedimos de Melisa, le deseamos suerte y vamos por nuestras amigas, para buscar en donde sentarnos todos juntos.

La cantidad de gente, la música agradable, las risas de mis amigas y todo alrededor logra distraerme. En cuanto le toca bailar al grupo de Melissa, me concentro totalmente en lo que sucede en el escenario.

Mirarte Dolía |CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora