Capítulo 11 ♡

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Desciendo de el Ferrari, con las lágrimas apabulladas en mis ojos. He sido lo más fuerte que pude, porque no quería llorar frente a él. No quería que vea que sus palabras me duelen, y que lo que piense de mí no me es indiferente.

Camino rápido, y ya no contengo mis lágrimas, las cuales empiezan a correr por mis mejillas.

No volteo hasta que escucho el motor del auto al marchar.

Sollozo con fuerza, y miro atrás.

Se fue.

Soy estúpida, una estúpida que por un estúpido momento creyó que la bestia sacaría al príncipe de su interior, bajaría de la carroza e iría en su busca para pedirle que le perdonara por haberse comportado como un idiota.

Pero eso es fantasía, eso no sucede. No sucedió, y probablemente jamás suceda.

Adrien no es un príncipe Liz, no lo será jamás. Amarlo no te llevará al final feliz, amarlo te llevará a la destrucción.

No hace mucho él era para mí un amor imposible, tan imposible como un actor de cine.

Adrien siempre estuvo tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. No hace muchos días él apenas si sabía de mi existencia, y hoy me ha gritado, me ha humillado, dejándome en claro que jamás será como quisiera que fuera.

Respiro hondo y abro la reja, camino hacia la puerta de la casa, y golpeo.

Espero unos segundos, y luego la puerta se abre.

—¿Liz? ¿Qué...?

No quiero preguntas, no quiero nada... solo quiero un abrazo.

En cuanto Vic me mira, con mis ojos llenos de lágrimas, sé que se muere por preguntar, pero deja su pregunta a medias y me abraza con fuerza, mientras dejo salir a fuera todo mi llanto.

La fiesta se acabó hace rato, pero mis amigas aún están en la casa de Karol.

Me separo de Vic y me siento en el sofá, rodeada de mis amigas.

—Iré a preparar a Café—dice Karol y se pone de pie.

—Liz... nos hemos preocupado mucho por ti ¿Estas bien? ¿Adrien te hizo algo?

Vic toma mi mano y me mira intensamente.

—Puedes confiar en nosotras. No vamos a juzgarte.

No puedo dejar de llorar. Sé que me veo patética, sé que ellas no lo entenderían. Ahora mismo sé que piensan que Adrien se aprovechó de mí, y que por eso estoy llorando. O quizá piensan que me ha violado... no sé. Me da igual, sólo quiero llorar, llorar porque el amor duele. Duele demasiado. Amar a quién no te ama, es desgarrador, y por más que una intenta engañar al corazón, con millones de validos argumentos enviados por la mente, nada cambia. Esta madrugada he visto a Adrien siendo violento, lo oí gritarme, lo he sentido humillarme y lo vi drogarse.

¿He dejado de sentir lo que siento por él? No, por eso lloro. Por eso siento que el alma se me desarma; porque lo sigo amando, a pesar de todo.

—Liz, somos tus amigas. Puedes decirnos lo que ha pasado—Me insiste Roxi.

—No tienen que preocuparse de nada, estoy bien. No ha pasado nada. Adrien...—Cierro los ojos y lágrimas caen de estos.

—¿Adrien qué?—Me apura Melissa, se pone de pie frenéticamente— ¡Por favor Liz! Habla claro, estuvimos preocupadas por ti, desapareciste de repente, te fuiste con un chico con el que hace un par de días apenas si hablabas, y regresas a las 7 de la mañana llorando como una condenada. No quiero exagerar, pero créeme que estoy pensando lo peor.

Mirarte Dolía |CompletaWhere stories live. Discover now