Capítulo 20 ♡

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No soy una experta en besos, pero estoy segura de que nadie podría igualar la forma en la que Adrien me besa, nadie podría hacerme sentir lo que él me hace sentir. Tampoco quiero que nadie más me bese, porque sólo lo quiero a él.

Lentamente nuestros labios se separan.

Sonrío con pudor, después de besarlo, siempre bajo mi mirada, debido a la vergüenza nata que poseo. Adrien me toma del mentón, impidiendo que lo haga, y haciendo que lo mire a los ojos, esos ojitos celestes, que son capaces de hacerme olvidar lo que pienso.

—No tienes que ser tan tímida—dice sonriéndome.

—Lo siento. —Vuelvo a bajar la mirada por inercia.

—Tampoco tienes que disculparte. — Ríe jovialmente—. En realidad tu timidez me empieza a gustar.

Eso sí que no me lo esperaba. Creí que él odiaba a las chicas tímidas ¿Acaso no fue eso lo que una vez me dio a entender?

Adrien nota mi ilusión al oírlo, y me atrae hacía él para darme un abrazo.

Un abrazo, no se da una idea de lo que me hace sentir con tan sólo un abrazo.

Dejo que me abrace, pero no dura mucho la sensación de estar en el paraíso, se aparta y noto que mira con malicia por sobre mi hombro.

Me doy la vuelta y el alma se me va a los pies.

Sabía que esto podía pasar, y sabía que no era buena idea que Dante y Adrien estén en un mismo sitio.

Dante está en la puerta, me mira como si yo hubiera hecho algo terrible.

—Pensé que querías estar sola—dice con tono acusante.

Intento que las palabras fluyan de mí, pero no tengo idea de que decirle en respuesta.

Quería estar sola, sí, eso fue lo que dije, pero... Adrien...

Siento el brazo de Adrien pasar por mis hombros, lo miro y él sonríe como si disfrutara de la situación.

Cierro los ojos y rezo para que no hable por mí.

¿Pero qué mierda estoy pidiendo? Adrien Sullivan es demasiado arrogante como para dejar pasar la oportunidad de hacerse notar. De hecho ya lo está haciendo, ya se está mandando su parte.

—Liz y yo estábamos hablando—dice—, muy a gusto ¿Verdad?

—Me di cuenta. —Suelta Dante con recelo.

Cierro los ojos y niego. Sólo espero que Dante no haya sido testigo del momento en el que nos besamos.
Adrien asiente, se ríe, deja de rodearme con sus brazos, y vuelve a tomar de mi mano.

Ignora a Dante, y se dirige a mí.

—¿Vamos?

Tira de mi mano, y me lleva dentro de la casa. Lo sigo, sin decir una palabra, lo único que hago es darme la vuelta y observar a Dante que sigue mirándome con decepción, y tristeza.

***

En cuanto ingresamos a la sala de estar de la mano, todos ponen sus miradas sobre nosotros.

Me doy cuenta de que me pongo colorada al instante, es como si pudiera leer sus pensamientos por las expresiones de sus rostros.

Vic me mira con desaprobación. Karol, comienza a toser, Melissa y Malena se miran entre ellas. Elías y Nicolas niegan con la cabeza, y Roxi comienza a reírse intentando disimular.

Adrien se sienta en el sofá, y tira de mi mano haciendo que me siente sobre sus piernas.

Y yo actúo como una marioneta, me siento sobre él, y parezco estar en estado de shock. No sé si son las miradas de mis amigas, o la de sus amigos, o la tristeza de Dante, o el hecho de que Adrien me tiene sentada sobre sus piernas; pero estoy en estado ausente.

Mirarte Dolía |CompletaWhere stories live. Discover now