Capítulo 21 ♡

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¿Alguna vez han esperado que algo sucediera, sin esperar que sucediera? Se asemeja al autoengaño. Digo: Ya no espero nada de él, pero en el fondo espero todo de él.

Hoy lunes, desde que salí de mi casa a las siete de la mañana me repetí que él no vendría, que no lo vería, y que por ello no debía esperarlo. Mi corazón tiene que saber que hoy no lo verá.

No obstante, a pesar de todas las palabras que he venido repitiendo interiormente de camino al instituto, estoy mirando hacia la puerta del aula, a cada segundo. Lo estoy esperando, como lo he hecho siempre. Como lo hago todos los días, hace tres años.

La profesora cierra la puerta, y la desilusión que tanto quería evitarme, ataca mis emociones ¿De verdad volverá a faltar al instituto?

Intento concentrar mi atención en la clase, me ordeno dejar de pensar en él y focalizarme en las tareas. Ni siquiera estoy de ánimos para parlotear como una lora con Vic. Tampoco ella parece prestar mucha atención, en realidad está bastante callada desde que hemos llegado. Sólo mira su celular, y escribe mensajes que estipulo serán para Ignazio.

***

Veo que Vic se lleva una mano a la cabeza, y cierra los ojos apretándolos.

—Me siento terrible. —Me confiesa, al tiempo que se pone de pie y toma su bolso—.  Iré a casa, le mandé un mensaje a mi hermana para que pase a buscarme, no tolero un segundo más aquí.

Hago una mueca, realmente no se ve bien. Esta demasiado pálida.

—¿Qué tienes?

—No lo sé, debe ser algo que comí, que me ha caído mal, o quizá estoy incubando una gripe—dice ella encogiéndose de hombros—. Dios, me da asco respirar.

Comienza a aventar la mano, como si quisiera espantar un mal olor.

—No exageres Vic— digo, caminando con ella hacia el recreo.

—Te aseguro que no estoy exagerando.

—Vale, te creo...

Salimos al pasillo y allí nos encontramos con su hermana, Vic se despide de mí con un abrazo y se va caminando lentamente, en dirección a la preceptoría.

 Al salir al recreo, pienso en dirigirme al lugar de siempre, en dónde sé que seguro encontraré a Roxi, Malena y Karol. Pero veo a Nicolás, sentado en las escaleras que llevan a las aulas de arriba.

Vacilo entre acercarme a él o no.

Respiro hondo, y voy.

—Hola—digo.

Nicolás levanta la mirada, y deja de ver el celular para verme a mí. Entorna los ojos.

—¿Qué tal Liz?

Y ahora no sé cómo seguir. Me siento a su lado, y voy directo a lo que me interesa.

—¿Sabes algo de Adrien?

Encoge los hombros y vuelve a posar su mirada en el celular.

—No desde el viernes. —Me dice.

—¿No has hablado con él desde entonces?—inquiero.

—Quizá, pero no lo recuerdo.

Pongo los ojos en blanco.

—Vale, es que me preocupan sus faltas.

Nicolás larga una carcajada.

—Si él no se preocupa por sus faltas ¿Por lo que haces tú?—dice—.  No te gastes en preocuparte, ya solito volverá a clases.

Mirarte Dolía |CompletaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora