Capítulo 47 ♡

8.5K 365 158
                                    

Recojo mi cabello en una coleta alta, me coloco una campera de abrigo y salgo de la habitación. Bajo las escaleras, y ruego a todos los cielos que mi madre no esté en la casa. No he hablado con ella después de la pequeña discusión de ayer.

—Liz…

Me detengo en seco, en mitad del pasillo. No será un buen primer día de clases si discuto con mi madre otra vez.

Cierro los ojos y cuento por dentro hasta llegar al diez, necesito calma mental antes de encararla.

—Hija, debemos hablar.

Me doy la vuelta y la veo frente a mí, con los ojos decaídos y los labios torcidos en una mueca.

—Lamento lo que ha pasado ayer. Estuve pensando mucho en la noche, y…—Suspira— Y no voy a negarme a tu relación con ese chico.

Abro los ojos con asombro ¿He oído bien?

—Siempre quise lo mejor para ti, y lo que más quiero es verte feliz. Sí él te hace feliz, yo… yo puedo aceptarlo. Puedo intentar conocerlo mejor. Quizá he sido muy prejuiciosa con respecto a él, pero intenta entenderme; quiero protegerte. No quiero que te lastimen, no quiero que sufras, y cometas los mismos errores que yo.

Su voz está cargada de sentimientos y tristezas, no puedo no conmoverme, no puedo no ponerme en su lugar.

—Él me hace feliz mamá, él… él me quiere—digo con un hilito de voz.

—Está bien, entonces… supongo que…—Vuelve a suspirar, no encuentra las palabras—. Sólo tengo una condición; no más mentiras. Y quiero que seas cuidadosa, con todo...  entiendes a qué me refiero ¿Verdad? 

Me mira con nerviosismo, y entorna los ojos. Me acerco a ella y le doy un abrazo.

—Tranquila, mamá. No tienes que preocuparte de nada—Le tranquilizo.

—Espero que esta  vez no me defraudes Liz, confío en ti—dice sonriendo con lágrimas en los ojos—. Mi niña, no quiero pelear contigo.

Sus lágrimas se deslizan por sus mejillas, y tampoco ya puedo contener las mías.

—Tampoco yo mamá—admito.

—Vale, ahora ve al instituto. No quiero retrasarte por más tiempo.

Asiento y estoy por irme, pero su voz vuelve a retenerme.

—Liz… no has desayunado— advierte.

—Ah… no. No tengo tiempo—Explico, y  con una sonrisa añado—.  Pero no te preocupes, desayunaré en el instituto.

Le doy un sonoro beso en la mejilla y me marcho de la casa sintiéndome en paz. Estoy sorprendida de que mi madre lo haya aceptado, creí que me prohibiría ver a Adrien, creí que se opondría a mi relación con él, pero más allá de que él no le haya agradado, le dará una oportunidad. Lo hará por mí.

Voy caminando hacia la parada de autobús, pero mi celular comienza a vibrar en el bolsillo de mi bolso, después de encontrarlo entre todas las cosas que guardo en ese bolsillo, recién entonces contesto:

—¿Dónde rayos te metes el celular?—espeta una voz del otro lado de la línea. Acto seguido, lo escucho reír.

—Adrien, buen día ¿Cómo estás? ¿Dormiste bien? — inquiero con evidente sarcasmo.

—Te he llamado unas tres veces—dice.

—Lo siento no pude atenderte antes—digo mientras camino.

—Vale, no importa. Estoy en la esquina de tu casa—Me avisa.

—¿Qué?—me doy la vuelta y miro en dirección a dónde está mi casa, de la cual ya me encuentro a dos cuadras— ¿Por qué no me dijiste antes? Acabo de llegar a la parada del autobús.

Mirarte Dolía |CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora