Capítulo 58 ♡

6.1K 327 73
                                    

—No puedo creer que hayan permitido esto— digo, aludiendo a la reunión para estudiantes del último año, que se terminó llevando a cabo en el mismo instituto, en una de las aulas más espaciosas.

    Están todos presentes, incluso Vic se ha hecho un tiempo para poder asistir, dejando a Helena al cuidado de Ignazio. Pero no ha podido quedarse mucho, y antes de la medianoche tuvo que partir hacia su apartamento. Supongo que las cosas son así cuando eres madre.

—Lo sé, nos ha sorprendido a todos, pero ¿Qué importa? Tenemos nuestra mini fiesta— dice Karol sentándose a mi lado con un pequeño vaso descartable que posiblemente contenga alcohol. Necesita cinco segundos para reponer energías y volver al centro del aula a mover sus caderas al ritmo del perreo intenso.

    Estoy por llevarme mi propio vaso con jugo a los labios, cuando Karol me lo saca de las manos y da un trago.

—¿Jugo de frutas?—Hace una mueca, y añade—¿Qué haces bebiendo jugo de frutas? Por favor Liz, nuestros compañeros de clases se han tomado la gran molestia de filtrar alcohol, y tú tomas jugo de frutas.

    Me largo reír.

—Bueno, sabes que yo soy feliz bebiendo mi juguito de frutas—expreso quitándole el vaso.

    Karol pone los ojos en blanco y luego se pone de pie para ir a seguir bailando, en medio del aula Malena y otro grupo de chicas nos hacen señas para que vayamos a bailar.

    Quiero ir con ellas, pero estoy un poco pendiente de la puerta; aún no ha llegado Adrien. Debería también estar aquí. Pero no lo está. No tengo ni la menor idea de donde  se ha metido en todo el día, me marché de su casa por la mañana, y no he sabido nada de él. Ni siquiera ve mis mensajes.

    Desvío mi mirada hacia otro lado, y esta recae sobre la persona menos deseada: Nicolás. En el preciso momento en el que lo miro, el me mira también, sostiene la mirada, hasta que yo ya no puedo soportarlo y rompo el contacto visual. Me da lo mismo Nicolás, sobre todo después de esa extraña confesión de amor. Sólo sé qué Adrien y él ya no tienen un vínculo, y eso en parte es un alivio. Sería incomodo ir a las mismas fiestas que va Adrien, y que Nicolás este allí con ellos, como si nada pasara.

—¿Qué pasa Liz? ¿Hoy no quieres bailar?

    Me lleva un largo rato asimilar que se trata de él, miro a mi derecha y efectivamente, Dante me está hablando. Me está hablando a mí.

—¿Qué sucede?

    Sonríe y se ve tan amable como siempre. Sostiene un vaso descartable en su mano, ya vacío, y me pregunto porque no lo deja en la mesa o algo.

—¿Qué tal estas?— pregunta sin dejar de verme con una sonrisa repleta de bondad.

    A pesar de que la música esta lo bastante alta, su voz se oye perfectamente clara.

    Asiento con la cabeza. Sí, quiero fingir también que no pasa nada malo, y que no lo he herido con mis acciones, y que él no me ha herido a mí con la suyas, y que seguimos siendo los amigos de siempre.

—No quiero bailar— contesto, y pregunto seguidamente— ¿Por qué no bailas tú?

—No quiero bailar— Repite las mismas palabras que yo, y se larga a reír.

    Me río con él, me muerdo los labios y ladeo la cabeza. Es agradable. Sólo van veinte segundos y ya me siento tan a gusto.

—¿Qué estas tomando, o que estabas tomando?— pregunto señalando su vaso.

—Jugo de frutas— me responde.

    Me río.

—Ya, Dante— espeto.

Mirarte Dolía |CompletaWhere stories live. Discover now