Capítulo 60 ♡

5.7K 307 27
                                    

~Liz~

    Que difícil ha sido para ambos la primera semana, posterior a la reconciliación. Había una promesa que él había hecho, y una promesa que yo misma me había hecho internamente; nos ayudaríamos mutuamente. Él quería estar bien, y yo quería estar bien, conmigo misma y con él.

    Adrien está haciendo su mejor esfuerzo, hemos hecho limpieza en su apartamento, y nos hemos deshecho de las bolsas de cocaína que tenía, de las pastillas de LSD y de la marihuana. Tal vez hacerlo de una manera tan precipitada y brusca sea contraproducente, pero Adrien ha querido, él mismo lo propuso. Al no tener nada de ello, definitivamente se ha permitido conservar el vicio del cigarrillo común, y ha incrementado su consumo el doble.  Sé que no es bueno tampoco, pero creo que puedo entender cómo se siente.

    Sé que está padeciendo todo esto, pero lo está sobrellevando con mucha valentía, y él merece esa misma valentía de mi parte. Así que es momento también de que comience a dejar de evitar la comida, porque sé que terminará alejándome incluso de él.

—¿Acaso esta cena a tres días de la graduación es una especie de festejo privado, por adelantado?

    La voz de Adrien me llega desde el balcón, en dónde se fuma un cigarrillo mientras deja que yo haga lo que quiera en su cocina.

    No soy buena para cocinar, y los platos que sé hacer son pocos, pero he aprendido una receta de una comida que creo que puede llegar a gustarnos a ambos, y que considero capaz de comer sin sentir culpa luego.  Y no, no se debe a que estamos a tres días de la graduación, simplemente se debe a que al igual que él, yo también estoy enfrentando mis demonios.

    Meto las dos calabazas rellenas al horno, y salgo al balcón.

    Si un día me preguntan ¿Cómo definirías el momento perfecto? Pues diría que este; la comida cocinándose en el horno, él y yo en el balcón, mi cabeza apoyada en su hombro mientras observamos lo mismo. Su presencia a mi lado, aquel beso que deja sobre mi coronilla para hacerme saber que nota que estoy aquí, y que le hace feliz. Este es el claro ejemplo, de lo que para mí es un momento perfecto.

—¿Sabes que esto es lo que quiero para nosotros verdad?— dice con voz grave.

Levanto la cabeza, y me giro un poco para mirar su rostro. Él permanece con la vista más allá, fumando su cigarrillo con calma.

—He vislumbrado esta imagen en mi cabeza desde el primer instante en el que te dije que quisiera que un día vivieses aquí conmigo. Me he aferrado a ese sueño— Me mira, y acaricia mi mejilla—. Me estás dando de probar de un poco de lo que sería la vida que quiero, y me gusta tanto, que si te perdiera ahora, moriría.

    “Si te perdiera ahora, moriría”

    Me deja sin palabras, a veces siento que no ha pasado un solo día de aquellos tiempos en los que para él yo no era más que una niña tonta con la que pretendía  divertirse un rato, y ahora alega que me ama, que moriría si no estoy a su lado.

    Y él no sabe que jamás podría irme de su lado, porque estoy tan perdidamente enamorada y segura de que si no estamos juntos, no podré estar con nadie más.

—No creo que sea posible a estas alturas Adrien— digo volviendo a mi antigua posición; mi cabeza en su hombro, y mirando al frente—. Estoy aquí ahora, y con todo lo que ha pasado. La única manera de que me aleje de ti, es que tú me lo pidas.

    Ninguno dice nada, por segundos, hasta que Adrien se gira, y yo me separo de él para poder mirarlo.

    Nos miramos frente a frente. Apaga su cigarrillo, y se centra en mis ojos.

Mirarte Dolía |CompletaWhere stories live. Discover now