Capítulo 25 ♡

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Estoy embarazada.

Su voz queda haciendo eco en mi cabeza, parpadeo dos veces, y entorno los ojos.

—¿Qué?

Lo sé, es estúpido preguntar, obligarle a repetir lo que me ha dicho a pesar de que la he escuchado perfectamente claro. Pero es esa inercia, esa inercia que tiene uno de preguntar, pero no para oír la misma respuesta, sino para poder asimilarlo mejor.

Vic se lleva una mano a la boca, intentando ahogar sus sollozos.

Está embarazada. No me está jugando ninguna broma. Mi amiga está embarazada.

Se aleja unos pasos, y toma de la mesita de luz, la prueba de evatest. Me lo enseña, y puedo ver claramente con mis propios ojos, el resultado. Dos rayitas.

—Creí que no podía pasarme esto, creí que eran paranoias, cuando la duda se instaló en mí, me dije mil veces que no, que no me pasaría… pero me estaba comiendo la cabeza, desde el día en el que empecé a sentirme mal y ya no soportaba estar así. Necesitaba quitarme esto de encima, así que fui a la farmacia— Hace una pausa, para tomar aire, y continúa —, y rogué a todos los cielos que no diera positivo, me repetí que no podía pasarme esto a mí, que no podía tener tanta mala suerte y…

—Dio positivo.— Completo, en un tono de voz demasiado bajo.

Vic suspira.

—Dio positivo.—Repite.

Tengo la mirada perdida, mi cabeza no deja de pensar en lo que está sucediendo. Aún es una adolescente, una adolescente de 17 años que ni siquiera ha terminado el instituto. Pienso en los sueños de viajar, de conocer el mundo, de ir a la universidad, de vivir juntas… pienso en todas esas cosas que hemos planeado y platicado un montón de veces. Pienso en sus planes, en cada cosa que me contó.

En ninguno de esos planes, un hijo estaba incluido.

Pienso en los padres de Vic, en lo que dirán, en lo que harán. Pienso en todo; en la graduación, en la fiesta de graduación, en nosotras, en ella y ya  me detengo.

—¿Qué harás?— pregunto.

Vic niega con la cabeza, y una lágrima cae lentamente por su mejilla.

—No, no puedo tenerlo— dice—. Yo… no sé… yo no sabría qué hacer con un bebé.

Nadie sabe qué hacer con un niño, hasta que lo tiene. Mucho menos si eres una adolescente de 17 años.

 Me aseguro de cerrar bien la puerta y juntas caminamos hacia la cama para sentarnos allí.

Vic se sube a la cama y se sienta abrazando sus rodillas.

La miro, es una chica preciosa, joven ,y con ganas de salir a llevarse el mundo por delante.

Viste pantaloncillos cortos de color rosa, y una remera de color negro de una banda de rock, en donde se lee en letras grande  “Los ramones”.

—¿Lo sabe alguien más?— pregunto.

Niega con la cabeza. 

—No, y nadie lo sabrá.

Observo a Vic, detenidamente, puedo percibir en su rostro que está asustada, aunque también veo que ha tomado una decisión.

—No voy a tenerlo Liz— dice, evitando  mirarme a la cara—.  No estoy preparada para esto y no… no voy a tenerlo.

De vuelta lágrimas caen de sus ojos.

Tomo su mano, e intento darle ánimos.

—Mira Vic, no voy a juzgarte, sea cual sea tu decisión yo estaré para ti. Yo te apoyaré, si decides tenerlo, estaré contigo durante todo el embarazo y si decides que no, estaré contigo acompañándote de todas formas.

Mirarte Dolía |CompletaWhere stories live. Discover now