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El cielo estaba bastante gris pero no parecía que fuera a llover, solo era el color más común en aquel país siempre frío. Changkyun miraba hacia las nubes con sus pequeños ojos, estirando una de sus manos como si quisiera alcanzarlo. Desde que tenía memoria había soñado con ir allá arriba, ¿cómo se verían las nubes de cerca? ¿Serían suaves? Changkyun era un niño bastante curioso, a sus 14 años solo conocía lo que tenía al rededor y ya estaba, su madre siempre le advertía que el mundo afuera era tenebroso y jamás debía ir, pero Changkyun quería conocer, quería saber que había más allá de la zona verde donde todos vivían.

Bajó la mano y agachó la cabeza, mirando la hierba verde bajo sus pies. No comprendía muy bien lo que sentía, pero era como si siempre tuviera la necesidad de más, como si estuviera incompleto, como si algo le faltara, pero no sabía que era, porque solo conocía ese pequeño mundo donde vivía, tras la cascada, nada más allá.

Desde que había nacido solo conocía los mismos rostros, el rostro de su madre, el de su padre, y el rostro de los otros 8 adultos que allí vivían. También conocía el rostro de su hermana, y el de los otros niños. Conocía la casa de todos, conocía los huertos, conocía los animales que criaban, y conocía el río donde los adultos pescaban. Changkyun sabía leer y escribir, y también sabía pescar, había intentado pedirle a su madre que le enseñara a coser, lleno de total curiosidad, pero se lo había negado porque aquello no era algo que él debía aprender, según la mujer.

Changkyun siempre escuchaba a los adultos decirle que era un niño muy inteligente y que seguramente iba a ser un gran padre y líder cuando creciera, pero a sus catorce años no sabía como se suponía que iba a ser padre, ni un buen líder, sus padres siempre le decían que lo aprendería cuando cumpliera 16 y terminara de desarrollarse, así que Changkyun trataba de ser paciente y esperar a esa edad, aunque se muriera de curiosidad por saber muchas cosas.

—Changkyun, es hora de comer.

La voz de su hermana lo trajo de vuelta a la realidad y se apresuró a ingresar a su casa, la más grande de todas las casas allí, a veces se preguntaba cuantos árboles se habrían necesitado para construirla. En la mesa ya estaba casi todo puesto, su padre estaba sentado y su madre terminaba de servir la sopa.

—Mamá, ¿cuándo puedo aprender a cocinar? —Changkyun soltó el comentario de repente, luego de probar el sabor de la sopa, estaba convencido de que la comida de su mamá era la mejor de todas.

—¿Para qué quieres aprender? Tus preocupaciones deben ser otras. —Su padre respondió antes que la mujer.

—Pero quiero cocinar ricas cosas para todos... hacer feliz a mi familia con rica comida.

—Changkyun, tu no necesitas aprender a cocinar, hay cosas más importantes que debes aprender como futuro líder, tu esposa se encargará de cocinar.

El pequeño hizo mala-cara y solo se dedicó a seguir comiendo en silencio, sintiendo que todo era demasiado injusto. Por su cabeza muchas veces pasaba la idea de que afuera nadie le prohibiría hacer lo que quería, sus papás siempre le decían que afuera era tenebroso, pero nunca le daban detalles de qué era aquello tan tenebroso, porque Changkyun tenía la teoría de que este lugar donde habitaban, la tierra, era infinitamente inmenso, como el cielo que tanto le gustaba ver. Las personas de afuera no podían ser todas terribles, eso no podía ser cierto. ¿Cuántas personas habrían afuera? ¡Quizá unas cien! O a lo mejor más, pero en su mente aquella cantidad sonaba enorme y le generaba muchísima curiosidad.


—Eunsoo, vamos afuera.

Changkyun soltó la noticia mientras los dos estaban sentados sobre el pasto, reposando luego de haber almorzado.

Dystopia [Changkyun x Todos | Todos x Todos]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz