-¿Qué quieres? – cuestiono con amargura.

Sus pensamientos hacia mi eran mutuos. Tome aire unos minutos antes de soltarlo. Además, era una guerra interior con la que luchaba constantemente.

-¿Quieres protegerla? – le hice saber  tan firme que me sorprendí.

Su cara de confusión fue lo primero que ofreció.

-¿Qué? – pregunto frunciendo el ceño.

Su desconfianza hacia mi duro unos minutos más. Me escaneo de arriba abajo. Se preguntaba qué era lo que tramaba y no se creía que Agnes pudiera estar tan enamorada de mí si apenas y me conocía. Algo en mi interior hizo que desistiera de su mirada. Lo que acababa de pasar por sus pensamientos rondaba en mi cabeza, fresco y bienvenido.

¿Agnes enamorada de mí?

-¿Vienes a burlarte, no es cierto? – contraataco molesto.

Reafirme mi rostro con dureza y me permití fruncirle el ceño, dejando a un lado lo que acababa de descubrir.

-Ahora mismo no. Y créeme cuando te digo que serias el último al que recurriría, pero ella parece confiar mucho en ti. – dije sintiendo como si mi interior estuviera en una cuerda de estira y afloja, ya que me costaba soltarlo. – Y si no fuera porque realmente quiero protegerla, no estaría pidiéndotelo...

-¿Pedirme qué? – protesto inmediatamente.

-Que la lleves contigo. – finalice casi en un susurro.

Sus ojos se abrieron de a par llenos de desconcierto. Podía escuchar el cómo no se explicaban que rayos estaba haciendo. Yo mismo sabía que era arriesgado, quizá hasta estúpido, pero así tendría un poco más tiempo de estar con ella. Luego el intercediera y se la llevaría de ahí sin problema. Solo necesitaba llamar un poco la atención del mal nacido y así hacer que no notara el momento en el que todo ocurriera.

Estaba consciente de que pronto darían con nosotros. El idiota de Russell había mandado a un pelotón completo de Agentes de la Justicia a buscarnos específicamente a nosotros, así que no importaba cuanto huyéramos, ese malnacido iba a dar con nosotros pronto.

-Eso no será posible. – completo el idiota al ver que me había quedado esperando una respuesta suya.

-Pensé que te importaba. – le conteste con medida.

Después de todo, sabía que realmente lo hacía. Mucho en realidad, y eso me irritaba sobremanera. Pero aunque me hirviera la sangre por su interés por Agnes, tenía que hacer lo correcto.

-Claro que me importa. – comento más decidido.

-Entonces... - iba a decir, cuando el tipo me interrumpió no dejándome terminar.

-Ella ya ha tomado su decisión y la respeto.

Su tono firme era acompañado de una mirada determinada que confirmaba que además de respetarla, también le dolía. Mi interior quería gritarle en la cara "Perdedor", cosa que omití para no arruinarlo.

-No voy a forzarla a venir conmigo. – agrego.

-No tendrías que hacerlo. – dije algo molesto.

Si de verdad le importaba, a mí no me lo parecía. Su mirada se perdió unos segundos en cualquier cosa.

-¿Estas queriendo decir que quieres deshacerte de ella? – pregunto el imbécil como si aborreciera la idea.

Return (en edición)Where stories live. Discover now