No tengo noción del tiempo, pero bailo como nunca. Me colo entre algunos grupos de chicos y les cojo las manos para dar vueltas o bailar un rato con ellos.

Pero vuelvo a quedarme sola con mucha gente rodeándome. Ni idea tengo de en donde se han metido mis amigas.

Muevo mis caderas sensualmente. Alzo los brazos y cierro los ojos disfrutando de cada momento. Cuando los abro, noto a un chico mirarme desde una pequeña distancia.

—¿Aburrido? —Me acerco a él, contoneando mis caderas y con una sonrisa.

—No mucho. Estaba disfrutando verte bailar.
—Está apoyado sobre la pared. Mantiene una sonrisa impecable en los labios y los brazos cruzados sobre su pecho.

—¿Desde hace cuanto?

Pone cara de pensativo. —Cuando te colaste con los demás chicos.

—¿Y por que no me has invitado a bailar? —Hago una mueca y él ríe.

—Quería disfrutarte un poco más. —Está vez me río yo, y no espero ni un segundo más para coger su mano y llevarlo a la pista.

—Espero que sepas moverte. —Le digo en su oreja.

Mis caderas bailan por si solas. El chico es mas alto de lo que pensé. Aún así, no me detiene. Pongo mis manos en su cuello, sin dejar de bailar. Él, de golpe, me junta a su anatomía. Presiona mis caderas contra su cuerpo.

No dejamos de movernos ni un solo segundo.

Me junto a su oreja y le lamo el lóbulo. Siento como se estremecen un poco y me río de él.

—Acompáñame al baño. —Me dice después.

—Pensé que solo las chicas iban acompañadas. —Me burlo.

—Es una invitación. —Sonrío enormemente. —Tú sabes para qué. —Me guía por todo el lugar hasta llegar al lavatorio. Apenas entramos, cierra la puerta con seguro de un golpe, y toma mis caderas para sentarme en el lavado de mármol.

Gracias a Dios, el lugar parecía muy higiénico.

Empezamos a besarnos sin pensarlo dos veces. El chico se acomoda entre el hueco de mis piernas. Enredo mis dedos en su cabello ondulado.

Gracias a la luz del baño, puedo verlo mucho mejor. Sus facciones son tan varoniles y tiernas a la misma vez. Su cuerpo, por lo que veo, también es de ensueño. Probablemente todo lo que una mujer quiere en la vida.

Enredo mis piernas en sus caderas y lo atraigo a mí sin decir nada. Él empieza a quitarme uno de los tirantes del vestido, y luego baja el otro. El beso se vuelve incluso más desesperado. Empieza a recorrer mi cuello con su boca, bajando hasta los huesos de mi clavícula. Intenta ir más allá del vestido, pero lo detengo antes de que pase algo más.

—No puedo tener sexo contigo, lo siento. No te conozco. —Murmuro, mientras lo separo de mí como puedo.

—Mi nombre es S-

—No me importa tu nombre, lo siento. Tengo que irme. —Lo interrumpo. Inmediatamente me bajo del lavado y palmo su hombro con una sonrisa a medias. —Si te hace sentir mejor, eres el chico más sexy que he conocido hasta ahora.

One Shots (Shawn Mendes)जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें