Dejo de utilizar el equipo a unos metros, corriendo hacia ellos.

Voltean a verme, Mikasa está en un silencioso shock, estimo que angustiada por no tener la posibilidad de ir tras Eren como toda su vida y, a su lado, Levi tiene sangre cayendo por su frente, pero en pie con su espalda recta.

Olvidando eso, están en una pieza, respirando y sin heridas graves aparente.

En una señal silenciosa, mis compañeros aterrizan, imitándome.

En una línea de inexistentes palabras, todos llegamos a la comprensión del término de la misión. Abatidos.

Levi traga saliva. —Tenemos que partir—. Dice el capitán, separándose de la otra pelinegra y enfrentando a los demás. Soy la primera en asentir.

He perdido demasiado tiempo, tiempo valioso que pudo ser clave para la misión.

Mi cerebro se permite colapsar recién cuando llegamos a una bodega, no abandonada, pero si segura para unos delincuentes ahora la mayoría asesinos.

No puedo esperar a que todo esto termine, las persecuciones y peleas, tener paz por fin en mi vida.

Cabe destacar, eso sí, que no me arrepiento de elegir este camino. He crecido, madurado y conocido gente que tiene mis mismos principios, estimo que no hay otra fuerza más entregada a sus reclutas como la de Reconocimiento. Confiamos en el otro y nunca nos traicionaríamos, tenemos complicidad, algo no muy visto cuando he paseado por las tropas Estacionarias o he tenido que observar a la Policía militar.

Los chicos, observo desde la lejanía, mantienen una conversación acerca de lo moral, resaltando Armin, quien me ha contado que, a pesar sus negativas, ha matado a alguien.

El hambre es algo que enfrentamos con resignación, después de todo, estos días han sido difíciles, apenas durmiendo de la permanente alerta.

—(T/N)—. Los susurros molestos que me rodeaban se despejan, cayendo en la realidad. Alzo mi cabeza entre las rodillas, encontrándome con los orbes centellantes de Levi.

—Hey...—. Le saludo con un hilo de voz. Es la primera vez en las últimas horas que me ha dirigido la palabra. Se hinca al frente de mí, llegando a la altura de mi rostro.

—Era tu vida o la del chico, te habría asesinado—. Trata de apoyarme, habiendo escuchado la conversación que tuve con Jean.

Para mi sorpresa su voz me molesta, no quiero nada, no... quiero tranquilidad, bienestar y seguridad, no necesito que alguien tenga que decirme que todo está bien, aun sabiendo que miente ¡Nada está bien! Todo parece desmoronarse en nuestras propias narices, tres de nuestros compañeros fueron asesinados, Armin violentado y vuelto asesino y sin quitar el hecho que se llevaron a Eren y a Historia, resultando con el plan yéndose a la mierda.

—Quiero estar sola—. Murmuro, deslizando mi frente entre las piernas nuevamente, negándome a subir la mirada. Siento su cuerpo tensarse, no esperando mi reacción y, algo que me molesta, por mi propia actitud, se preocupa. Sé que no es su culpa, pero quiero gritar, mi sangre hierve y temo decir cosas que realmente no siento por el enojo.

—Bien...—. Se incorpora, acariciando con las puntas de los dedos mi hombro, casi imperceptible. — No ganamos, (T/N), pero eso no quiere decir somos unos perdedores—. Sus palabras entran en mi cabeza como dagas, suena suplicante, casi doloroso.

Levi, de un indescifrable hombre, impenetrable e irrompible, ha pasado a ser mi apoyo, mi consejero y entregado.

Reitero que las palabras no son su fuerte, no al menos las emocionales, por ello admiro y abrazo siempre las que me dirige.

Ahí, acongojada, saco mi mano de mis tobillos, provocando el semi estiramiento de mis piernas y la muevo con delicadez a la de mi compañero, dando un leve tirón para llamar su atención.

—Gracias...—. Lo digo tan bajo que mis palabras se mimetizan con el viento, pero él entiende, sé que lo hace, pues con firmeza envuelve sus dedos con los míos. He detenido su andar y, fuera de todo, vuelve a hincarse a mi lado, sobre mis ya mencionadas piernas, pero sin tocarlas.

—No permitas que te ganen, luchamos demasiado como para permitir que nos derroten así por así—. Susurra cerca de mi rostro.

Cierro los ojos, no reteniendo las lágrimas que ya se resbalan por mis redondas mejillas. Sollozo, no pudiendo soportar el remolino de mi interior.

—Lo sé...—. Inhalo. Su pulgar acaricia el dorso de mi mano, reconfortándome. —pero me desconcierta el cambio—. Hipeo. —hace algún tiempo lo único que quería en mi vida era "emoción", escapar, ser alguien importante. Me imaginaba fuerte, empoderada, súper invencible... ¿Qué diría esa chica que se sentaba en el parque a rellenar su cabeza de ideas inalcanzables y ficticias si me viese? —. Pregunto al aire. Dejando caer mi cabeza en su hombro, todo para que no vea mis ojos y mejillas rojas y arrugadas.

—¿Acaso esa chica es otra? ¿Dejaste de ser tú, acaso? —. Sentencia, sintiendo su voz retumbar por la cercanía con mi oído. — Has crecido, madurado y adaptado, estoy seguro que esa niña, de encontrarse frente a un titán, habría muerto. No ha sido difícil, las etapas son una mierda, ¿recuerdas la primera misión que amenazaba con fracasar? Caíste, te lanzaste al vacío, sobreviviste y se te dio otra oportunidad...—. La respiración se me tambalea en un hilo.

—Me diste otra oportunidad—. Balbuceo, soltando sus manos y abrazando su cuerpo, ansiosa de sentir más allá.

—Entonces no me hagas replanteármelo—. Me agarra, tirándome hacia arriba. Aprovecha los pocos centímetros que lo hacen más alto para alzarme, provocando el desprendimiento de mis botas al suelo— Tienes que dormir, descansar—. Plantea, dejándome caminar con la restricción de su brazo en mi espalda.

Olvido el dolor que voy a sentir en la mañana por dormir en el suelo, acostándome en unas bolsas de género que convenientemente encontramos, posicionando mi cabeza en la bola que forma la capa mía y de Levi, que sirve de almohada.

Uno para el otro (Levi Ackerman)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang