VIII Daring

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—Tenemos que seguir con el plan, unificar los grupos— responde mirando para adelante, dudo si se ha percatado de quien soy—.

—Entonces...apenas veamos el equipo de Hanji tenem....- dice la misma recluta encargada de las bengalas, ahora que la veo es sumamente guapa y por intuición siento que es una buena persona.

-Sí- interrumpe el azabache, algo molesto.

Mikasa ¿Dónde y cómo estás? ...


Anduvimos por los arboles hasta que vimos al del equipo Erwin que por la conmoción del titán extraño se había separado de nosotros, junto al de Hanji. Nos acercamos con precaución por si un titán venia. Nos detuvimos para platicar sobre nuestras acciones.

—¡(T/N)!- Envuelvo a la pelinegra con mis brazos cuando distingo su inconfundible y única bufanda roja, me corresponde con lentitud, sé que no está muy acostumbrada a estas acciones, aquella presión que no me había dado cuenta que sentía, desaparece de sobre mis hombros.

—Estuve tan preocupada— ella palma mi espalda, siempre lo hacía para calmarme... como un bebé, aunque la verdad me encanta que hagan eso.

—¡Volvamos a las murallas!- grita el comandante, nos separamos y asiento, todavía no estoy muy convencida si la misión fue un fracaso o no, pero no le doy mucha importancia, no voy a cuestionar las elecciones de nuestros superiores — Seguiremos con los grupos, pero más cerca —añade el rubio altísimo, agitando su brazo para que avancemos.

Cuando encontramos nuestros caballos «cosa que nos cuesta por la magnitud del bosque» nos dirigimos de vuelta a la muralla. No ha habido muchas bajas, pocas para el ataque que recibimos.

En el trayecto apareció uno que otro titán pero nada fuera de lo normal y que la legión no se pudiese encargar. No sé si nos sirvió en general esta expedición, pero es seguro que a mí sí, he aprendido, he estado en el campo de lo peligroso, he estado al borde de la muerte, donde el abismo está tan cerca que tus músculos envuelven con dureza los huesos y se endurecen, inmovilizándote, donde con una acción mal pensada o realizada te rompes el cuello y mueres; la práctica es siempre más importante, leyendo libros te prepara, pero estar en el terreno te enseña, te hace un soldado, o lo que es mi sueño, te hace una guerrera.

—¡Hey! ¿En qué piensas?- La voz de Miguel me saca abruptamente de mis pensamientos, que no hacían más hundirme cada vez más a un laberinto sin final, por lo que le agradezco de forma interna...

—¿Eh? en nada- sonrío y acomodo mi bufanda y por reflejo trato de agarrar mi collar...verdad, se lo pasé a Eren antes de irme para darle seguridad, pero ahora no tengo mi clase de amuleto, casi he nacido con esto, por lo que me acostumbré a lo molesta que puede ser la cadena a veces en los entrenamientos o volando, o peor, cuando se te enreda en el cabello.

—Ya, haré como si te creyese— entrecierra los ojos, solo lo miro con una mueca divertida y me apresuro para estar al lado del capitán, puedo hacerlo, pero el ruloso tiene que quedarse detrás de los novatos; en parte, a diferencia de Miguel, Levi no es hablador, por lo que para mi es completamente cómodo estar a su lado...de todos modos él es el hombre más fuerte de la humanidad, me provoca un sentimiento casi inconsciente de seguridad. Seguimos nuestro camino hasta llegar a nuestro objetivo, cuando se abren las puertas, la gente que se encuentra a los alrededores se mueven a los costados dejando pasar a los caballos, escucho como susurran toda clase de cosas...Las personas pueden llegar a ser muy idiotas si se lo proponen.

—¡MIKASA, (T/N)!- escucho como el ojiverde se hace paso a empujones y gritos , se acercaba a nosotras, hasta estar al lado de mi caballo, gracias a estar montada en mi compañera señora caballa estoy más arriba que él, así que no se me hace difícil desordenar más su cabellera sonriendo.

Uno para el otro (Levi Ackerman)Where stories live. Discover now