XXXVII Worthy

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Levi

Intento con todas mis fuerzas mantenerme firme en la muralla, pero eso no evita que, al principio, al empezar el vapor flameante y el viento, la fuerza y la sorpresa no me hayan tomado desprevenido y me haya dado un golpe en la cabeza con algo que no pude distinguir por la confusión.

Mi corazón late con rapidez, y a aquello quiero atribuirle la sensación de euforia provocada por la adrenalina.

Como última alternativa, ocupo el equipo tridimensional para mantenerme fijo con mayor precisión, acoplando la suela de las botas a la muralla en un ángulo de noventa grados.

El aire es húmedo y tan caliente que quema, tanto la piel como las vías respiratorias, sin embargo, no puedo darme el lujo de retroceder más de lo que he permitido, pues la incertidumbre del paradero de (T/N) me inquieta en demasía.

Siento como algo pasa rozando mi cuerpo, algo lo suficiente contundente como, por reflejo, hacerme mover al sentido contrario, desestabilizándome.

Escucho el sonar de mi nombre entre las tinieblas, y el nerviosismo latente llega a mi corazón cuando distingo su voz. Mis empeños yacen en intentar orientarme, en orientarme lo suficiente como para poder encontrarla.

Miro hacia todos lados, pero no tengo tiempo para meditar la situación cuando me veo obligado a colocar mi brazo derecho, con los gatillos del equipo entre los dedos, tapándome los ojos, ya que el humo está tomando factura.

—¡Hay que alejarse! —. Escucho a Armin gritar en consejo.

Y eso sería lo apropiado, pero mis ansias de conseguir mi objetivo me hacen permanecer cerca, aun si me ocasiona quemaduras.

Pero justo cuando la decisión es tomada, cuando decido anclarme en desesperación al peligro, en una positiva señal, el humo empieza a disiparse, otorgándome la oportunidad que aprovecho sin chistar.

Salto, dejándome llevar por el fuerte viento que, por inercia, me lanza hacia atrás, incrustando el ancla al muro en justeza, pero moviéndome hacia los costados de la enorme construcción en vaivenes violento. Degusto la escena ante mis ojos, para tener una mayor visión de lo que está pasando y así evaluar cual será mi siguiente paso.

En el instante en que me alzo por los aires apropósito, dando por terminada la segunda tanda de vientos infernales, el sonido gutural proveniente de la garganta titánica de Eren retumba por los alrededores, en la señal que ha adquirido su figura de titán.

Aunque disminuido, el calor sigue abrasador, por lo que, incapaz de aproximarme más al busto del titán acorazado al sentir la piel arder y ver mis manos irritadas, regreso a la cubierta que el mismo muro me otorga, esta vez con una mejor visión de la zona superior.

Visualizo un número inferior de soldados vivos, pero, aún repasando mi mirada por todos esos rostros, la carencia de Tachibana es notoria, por lo menos para mí.

De reojo miro como Christa o, Historia, trata de no romperse en llanto, hablando desesperadamente con Connie, haciendo ademanes y chillando en desesperación.

Pero mi atención va hacia el amigo de (T/N), quien permanece anonadado por la situación a unos pasos de mí. Arlert apenas se percata de mi presencia, y no es hasta que toco su hombro que me devuelve la mirada, ansioso.

—La tenías al frente antes de lo acontecido, dime que sabes dónde está—. No requiero decir el nombre, pues el rubio queda en blanco, notoriamente afectado. Mis cejas amenazan con juntarse en el entrecejo. Pero la furia me invade cuando Armin arremete en pánico, llevándose una de sus manos hacia la barbilla.

Uno para el otro (Levi Ackerman)Where stories live. Discover now