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✿°̥࿐❛Cariño, tus piernas lucen mejor cuando las estoy separando.❜
¿Qué estoy haciendo aquí?
Esa era la pregunta que no dejaba de rondar la mente de la joven Lia. Sabía que cuando su compañero de cuarto le sugirió ir a aquella fiesta que una de las fraternidades estaba haciendo, el asunto no terminaría bien.
La chica debería encontrarse en su monótona habitación compartida, repasando los últimos temas vistos en clase que no comprendía a detalle debido a sus prolongadas inasistencias, pero en cambio, ahora tiene su atención puesta en sus amigos ebrios incitando a un tipo caucásico a beber directamente del expendedor del barril de cerveza, mientras que los jóvenes a su alrededor lo aclaman a qué consumiera todo el contenido, estando el sujeto de cabeza, con nada más que sus manos para ayudar en con su pelea contra la gravedad.
Con una mueca en su rostro y una botella de tequila sobre su mano, Lia prensenciaba la típica fiesta adolescente; lamentándose mentalmente por ser partícipe de la locura universitaria.
—¿Cómo carajos tomé la decisión de venir aquí?— murmuró para sí misma, echando un rápido vistazo a los alrededores antes de restarle importancia al asunto con un casual encogimiento de hombros y tomando un largo trago de la bebida.
Un sorbo no puede hacer daño.
Puede que odie las fiestas grandes y ruidosas, pero no era de las que se retraen por una o tres copas.
La música sacudía la casa, y todo el lugar olía a sudor así como a alcohol, dos cosas que juntas, nunca terminarían con buenos resultados, pensó.
Tomando otro sorbo del líquido caliente, ella sintió un par de ojos clavarse en su ser fijamente. No tenía ni idea de quién podría ser el sujeto, pero se encontraba muy segura al sentir su atención dirigida hacia ella.
Escaneando rápidamente la pista de baile en busca de alguien, consigue sin éxito su objetivo. Así mismo, de un momento a otro alguien se dejó caer en el asiento de alado, haciendo saltar a la castaña.
Luego de escuchar una risita y, voltear para enfrentar a la persona que le había propiciado un susto, Lia quedó anonadada gracias a la increíble belleza única que irradiaba el hombre.
—Lamento si conseguí asustarte, cariño.
—Está bien.— sonrió, sonrojándose un poco en el proceso mientras el chico la miraba directamente a los ojos.
—¿Qué te trae por aquí?—preguntó con indiferencia.
Ella señala a su compañero de cuarto Tony, quién ahora se encontraba besándose con un tipo en la esquina de la habitación.
