¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
✿°̥࿐❛Sabes que el mundo puede vernos de una manera diferente a lo que somos en realidad; creando espacio entre nosotros, hasta que seamos corazones separados; pero tu fe, me da fuerzas, fuerzas para creer…❜
A las 9:30 de la noche en punto escuchó el portazo, su esposo salió de la casa como un reloj, sin siquiera un adiós.
La verdad es que te importaba un bledo adónde se iba, pero sabías que volvería exactamente a la una de la madrugada, así que no perdiste el tiempo deslizándote con tu abrigo de piel sintética y escabulléndote por la puerta.
Tu destino no era admirable, pero era una de las pocas alegrías que tienes en estos días.
Después de conducir durante unos 20 minutos, te detuviste en un pequeño aparcamiento poco iluminado y corriste hacia el inconfundible edificio.
Fuiste admitida rápidamente en el club de striptease, como una cliente habitual conocida, esquivando la masa de cuerpos que te saludaban en la parte principal del club.
Sabías lo que hacías.
Nunca quisiste terminar aquí cada semana, pero de alguna manera no pudiste mantenerte alejada.
Un amigo te recomendó aquel lugar por los mejores masajes de la ciudad, y tenía razón, pero Dios sabe que no esperabas que el sexo fuera emparejado con este.
Aquella fue la primera noche que conociste a Shawn.
Te trató bien, con delicadeza, como si fueras una princesa, como si te quisiera.
Su tacto era relajante y su gusto era adictivo, y aunque sabías que sólo estaba haciendo su trabajo, no podías mantenerte apartada.
Siendo tan joven y tan infelizmente casada, era cuestión de tiempo antes de que tú o tu gruñón esposo empezaran una relación extramarital, pero sabías que no eras la primero en ceder a la tentación.
Temblabas al recordar la noche en que volviste a casa con los sonidos de los gemidos de tu empleada doméstica, en armonía con los de tu cónyuge.
Lo más extraño de todo era que no sentías nada, ni tristeza, ni dolor, simplemente dejabas que continuaran.
Incluso te abstuviste de enfrentarte a él después de que la "otra mujer" se hubiera ido.
No sentiste la necesidad de hacerlo.
Y por eso estabas con Shawn una noche a la semana.
Sabía cómo volverte loca y eras lo suficientemente adinerada como para darle generosas propinas, hasta el punto de que su manager te permitió ser el único cliente al que servía sexualmente.
