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✿°̥࿐❛No me interesan los regalos debajo del árbol de Navidad. Haz que mi deseo se haga realidad. Todo lo que quiero para Navidad es a ti.❜
—¡Vamos, rápido! — mi hermana gritó desde el fondo de la escalera. —¡La nieve es fresca, con esa se hacen mejor las bolas de nieve! ¡No debemos de perder el tiempo!
—¡Ya voy! — volví a decir.
Su energía siempre era difícil de controlar, sin contar que era aún más complicado ya que el día fue un sábado. Aproximadamente a las 7:30 de la mañana, ella comenzó a saltar en mi cama, gritando que estaba nevando, después, lo difícil fue levantarme tras sólo haber dormido cuatro horas y media debido a que la noche anterior me desvelé por ir a una fiesta con unas amigas trayendo como consecuencia que amaneciera con resaca. Ugh.
Terminé poniéndome un abrigo sobre mi pijama y me dirigí abajo, mi hermana se puso de pie casi sin poder contenerse por el entusiasmo que había en su pequeño ser. Mis botas de nieve hicieron un sonido algo ruidoso contra la madera de la escalera mientras bajaba. En el momento en que llegué al último escalón, mi hermana estaba a mitad del camino hacia la puerta principal.
—¡Samy, espera! — llamé ya que no quería que saliera sin compañía.
Negué con la cabeza y me reí de su comportamiento algo competitivo con solo cinco años de edad. Ví como se estaba escondido detrás de un gran árbol. Caminé hacia los arbustos que estaban del otro lado del patio. Normalmente eran demasiado pequeños para esconderse a sus espaldas, especialmente si son para una batalla de bolas de nieve ya que a la mitad del juego podrían dejarme dolorosamente expuesta con bolas de nieve justo en la cara. Sin embargo, con las diez pulgadas de nieve que se acumularon sobre la parte superior de los arbustos era suficiente para hacer una barrera y protegerme.
—¿Estás lista? — Samy gritó desde atrás del árbol de roble, lo suficientemente fuerte para despertar a todo el vecindario, incluyendo la decrépita anciana que vivía a un lado de nosotros.
—¡No! ¡Acabo de salir! — grité de igual forma.
Juré que si esa pequeña diabla comenzaba a lanzar bolas de nieve antes de que tenga la oportunidad de hacer una docena, ésta batalla no terminaría bonito.
Empecé a reunir las bolas de nieve, hasta que sentí algo frío golpearme en la parte superior del cuello. La nieve se derritió al segundo que golpeó mi pelo y me di cuenta que los arbustos no eran tan altos como lo había recordado o tal vez crecí unos centímetros.
Como su hermana mayor, tenía que ponerla en su lugar, así que hice una bola de nieve algo grande, aplastando junto con una buena cantidad de barro que estaba debajo de los arbustos. Mi objetivo era dar en la chaqueta pero en donde me encontraba no me daba mucha vista de donde ella se localizaba así que decidí moverme de lugar.
