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✿°̥࿐¿Te parece mal que te pida que vengas? ¿Es injusto si te digo que te amo? A pesar de que no lo haría cuando estoy sobrio. Está mal, muy mal.
Definitivamente esto sería sumamente aburrido. Estoy sentada sola mientras veo a mis padres platicar con amigos.
Cada año, para ser exactos en agosto; la empresa de mi papá y de sus amigos hacen una reunión por cada logro que se hace en sus negocios. Ya sean nuevos tratos por millones de dólares, gente importante que se une a ellos, cualquier cosa buena que pase merece una celebración y si, ya sé que dirán "Wow, sería divertido conocer gente a tan alto nivel" pero no.
Está tan lejos de ser divertido para mí, y creo que también para aquél chico de anteojos.
Dejo salir un bufido y me dirijo hacia la mesa donde se encontraba el ponche, el cual... No tenía alcohol.
Qué divertido.
Doy un sorbo al líquido y aunque quiera quejarme de su sabor no lo hago porque ¡Dios! sabe delicioso. Voy a la mesa de botanas y tomo un plato desechable y le echo montones de fruta de todo tipo, ya que por lo visto, yo seré la única que va a hacerlo.
Hago mi camino hacia la mesa donde se encontraba el chico de gafas, observo su rostro y me doy cuenta que está igual a la mía. Sin emoción alguna.
Me siento al lado de él su mirada se dirige hacia mí con extrañeza, tiene lindo rostro.
—Hola— digo masticando un poco de manzana.
A este chico ya lo había visto antes, con la misma cara de aburrimiento de la última vez que lo ví, sólo que por alguna razón esta vez no quería estar sola.
—Mmm, ¿hola?
—¿Es pregunta?— cuestiono mientras bebo de mi ponche y él suelta una risita.
Una muy linda risita.
—No, claro que n-no— el castaño tartamudea y se me hizo un gesto tierno.
Nos quedamos callados y lo único que hice fue comer y observarlo, a ver... Tiene lindos ojos, su cabello es largo y pequeños pero notables rizos que se ubican en él, trae puesto una polera azul marino junto con un suéter del mismo color pero con algo de gris a los costados sin mencionar que lleva contigo unos jeans de una tonalidad café claro.
Su sentido de la moda era muy discreto.
Sus labios son de un tamaño perfecto, carnosos y rojizos, lucían tan...
¿Qué estaba diciendo?
—¿P-puedes dejar de verme así?— pregunta con sus mejillas sonrojadas y sonrío, es muy bonito.
—Me encantan tus ojos— digo de la nada y él muerde sus bonitos labios.
—G-gracias, a mí m-me gustan los tuyos— alaga y suspiro.
