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✿°̥࿐❛Pero, ¿por qué querría estar en el cielo cuando todo lo que amo está en el infierno?❜
⌇ Ƙᥲthᥱrꪱᥒᥱ'᥉ Ƥ.Ơ.Ɣ.⌇
—¡Katherine Alexa Hood! —gritó un desconcertado Mendes a lo largo del pasillo, estando él a poco más de dos metros de distancia por lo que, como decisión razonable salí corriendo lo más lejos posible de su encanto.
Desde lo ocurrido el sábado en detención, he intentado evitar a toda costa a Shawn; ya que luego de reflexionar durante una gran parte de tiempo, decidí que aquellos actos que había cometido conmigo, solo podían ser causados por intenciones de fuerza mayor como una apuesta o algo por el estilo.
Así que, luego de no asistir a su imprudente invitación en su hogar, el castaño a estado intentado localizarme hasta el punto de no hacer otra cosa que buscarme en los alrededores del instituto el día de hoy.
Realmente estaba muy confiada en que lo ocurrido no lo tomaría nada personal, ya que, por lo que todos conocían de Shawn, tenía fama de tomó menos de ser de una sola chica.
El inicio de la siguiente hora de clases dió turno, indicando con el sordecedor ruido del habitual timbre que debía dirigirme a mi posterior clase, cálculo.
A regañadientes y maldiciendo interiormente me encaminé al salón, sabiendo que no podía prolongar más la ley del hielo hacia Shawn.
Teniendo como campo de visión la puerta de salón, tomé la perilla de esta, la giré y me aproximé a empujar la puerta para así entrar al salón, sólo para tener como finalidad el no encontrarme con nadie más y nadie menos que Shawn Mendes recargado en la pared, ambos solos en la amplitud del desolado y repentinamente incómodo salón.
Un jadeo involuntario salió de mí al ver a la persona que estuve evitando por días.
—¿Dónde están todos? — hablé echando un vistazo rápido a lo largo del salón cuando escuché el portazo en la puerta cerrándose.
—Hola dulzura, estoy muy bien, gracias por preguntar. ¿Qué tal tú?— una sonrisa egocéntrica se hizo presente en su bello rostro mientras rodaba los ojos divertidamente.
Puse los ojos en blanco.— Vamos Shawn, ¿dónde están todos?
—Si te tomaras un momento para revisar tu celular te darías cuenta que el profesor aviso desde hace algunos días que no asistiría. — habló mientras se sentaba descuidadamente en la silla del profesor, poniendo sus largas piernas sobre el escritorio junto a esta. —Pero claro, ¿cómo pude olvidarlo? —dijo irónicamente, colocando sus manos en los costados de su cara en una forma dramática.—Sí tú ni siquiera has revisado tu celular en los últimos dos días, ¿no es así, amor? —culminó echándome una mirada directamente molesta para así colocar sus brazos en la parte trasera de su cabeza.
