╔═══════[ღ]═══════╗ ୭̥✧ ཻུ۪۪Está por más el decirlo, pero por si queda alguna duda estoy en contra de cualquier tipo de maltrato y/o abuso. Recuerden que solo es ficcióny entretenimiento pero al final de todo, lo puedentomar de una forma subjetiva. No seamos personas dogmáticas✧ ཻུ۪۪୭̥ ╚═══════[ღ]═══════╝
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✿°̥࿐❛Desearía amarte tanto como el deseo consume mi obsesión por tu cuerpo.❜
Refunfuñé una vez más mientras trataba de esquivar toda la hierba y ramas a mi paso. El saco rojo que llevaba puesto se atoraba en todos lados, haciendo que lo odiara cada vez más. Aparte de que ya estaba cansada de cargar esta estúpida canasta, ¿Por qué mi madre me envió a casa de la abuela? Joder ni siquiera sabía dónde quedaba su cabaña.
Gemí de dolor cuando caí a la tierra, la cesta salió volando lejos y mi vestido se desgarro en mis rodillas. Estaba a punto de levantarme cuando oí unas pisadas cerca de mí, alcé la vista rápidamente buscando el causante de ese ruido. Y cuando lo encontré toda la sangre se me heló, contuve la respiración y me quedé quieta, a unos metros delante de mí se postraba el lobo más enorme que había visto en mi vida, orgulloso y peligroso, listo para atacarme si me movía.
El corazón me latió más fuerte cuando se acercó un poco más, olfateando la canasta con comida que hace unos momentos yo traía en mis manos. Me quede ahí en el piso, mirando a ese lobo devorar todo de la canasta, las rodillas me dolían por estar en esa posición mucho tiempo, estiré las piernas lista para levantarme cuando el lobo dirigió su mirada hacia mí, sus ojos mieles me miraban fijamente, listo para saltar sobre mí.
Un ruido a un costado de nosotros, me salvo de ser devorada, resultaba ser un conejo blanco, el lobo puso toda su atención en él y cuando este salió corriendo el lobo salió en su búsqueda.
Todavía temblando y en estado de shock me levante a como pude, las piernas me dolían, apenas y podía caminar, no podía regresar, estaba a más de la mitad del camino, sería mejor si me apresuraba a llegar a la cabaña de mi abuela.
Me recargue en un árbol grande, tratando de obtener un poco de aire en mis pulmones, el sudor me corría por la espalda, a como pude me quité el saco rojo, lo aventé a la tierra, quedándome solo con un vestido de manta, la sangre en mis rodillas ya se había secado pero me dolía a horrores, emprendiendo el camino de nuevo por el sendero, me preguntaba si saldría viva de allí, aunque lo dudaba.
—Hey niña, ¿estás bien?
Ahogué un grito en mi garganta, cuando oí la voz profunda y ronca a mi espalda, temblando como una hoja di media vuelta para encontrarme con un hombre de ojos mieles, era tan alto y musculoso que retrocedí unos pasos, su cabello era corto y rizado.
