ੈ･❝A L L I W A N T F O R C H R I S T M A S I S S H A W N❞ ೃੈ
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✿°̥࿐❛Cuando tú te vas y me quedo solo, permaneces en mi imaginación. El verano y las mariposas, todo pertenece a tu creación. Te amo, eso es todo lo que hago, te amo. ❜
Coloqué la fina bata sobre mis hombros mientras me acercaba a la ventana dejando que la brisa refrescara mi rostro, observé la calle llena de vida y espíritu por la festividad a celebrar, claro, era demasiado temprano para que alguien anduviera por ahí pero al ser aquel día, todo cambiaba.
Unas grandes manos se posaron sobre mis hombros y me dieron un ligero apretón, suspiré rendida.
—Prometo estar de vuelta a las seis... —murmuró todavía con sus manos sobre mí.
—¿Seis de la tarde? —giré sobre mis talones para encararlo. El asintió. —No puedo creer que te vayas todo el maldito día. ¡Es Navidad!—grité, apartándome.
—Es mi trabajo, Jade. —dijo serio a lo que rodeé los ojos. No quería seguir peleando con él, así que bajé las escaleras para preparar café.
Coloqué la taza sobre la barra de mármol, lista para que lo tomara y se fuera, estaba enojada con él, aunque no tenía porqué, siempre había sido lo mismo, incluso antes de conocerlo sabía que trabajaba día y noche.
Nuestra vida era monótonas, le hacía café por las mañanas, se iba y yo me quedaba en la casa, algunas veces limpia o decidía salir un poco, volvía a casa antes que él y le preparaba la cena, luego iba a su despacho y se quedaba hasta tarde trabajando mientras yo me iba sola a la habitación.
—¿Señora Miller? —Esa voz me hizo tirar la espátula la piso con la que revolvía los huevos, me giré hacía el chico en la puerta trasera de mi cocina. El corazón casi se me salía del pecho.
—Hey muchacho —la voz de mi esposo, casi me hace desmayar, me giré hacia él rápidamente.
Lucía impecable con su traje de seda negro, el chico asintió con la cabeza hacia mi esposo propiciándole un saludo cordial.
—Hola Señor Miller, no le importa que inicie más temprano de lo normal, ¿verdad? —Ryan le abrió la puerta haciendo que el chico entrase para luego tomar asiento en la mesa, despreocupado.
—Para nada, chico, sólo que creí que te tomaría el día por ser navidad. —sonrió a su dirección al percatarse de lo responsable y servicial que era el muchacho. —Sírvele una taza de café a Shawn, cariño, va a podar el césped y los arbustos hoy. —miré al castaño de reojo y continúe haciendo el desayuno.
