—Es idéntico a ti —dijo levantando la mirada.

—¿Seguro? —pregunté acercándome a él para abrazarlo.

—Sí, tengo tus fotos de bebé grabadas en mi memoria y se que es igual a ti...

—¨Papi, papi —dijo Ana con urgencia—. Adivina...

—¿Qué pasó pequeña? —le preguntó Dean sentándose en una de las camas sin soltar al bebé.

—Eli tiene novio...

Dean abre los ojos como platos y yo también, inmediatamente miro a Meiling quien también tenia los ojos abiertos, al parecer no tenia idea.

—¡Eso no es cierto! —gritó Elizabeth.

¡Sí! ¡Yo los vi hablando! —dijo Ana colocándose detrás de su padre.

—¿Dónde los viste? —pregunté.

—En el pasillo... —contestó Anastasia con algo de timidez.

—¿Quién es ese niño? —preguntó Dean completamente serio.

—Papi... no te enojes —le pidió Elizabeth casi a punto de llorar.

—No estoy enojado —le aclaró mi esposo—, solo quiero saber quien es ese niño que se atreve a creer que es digno de mi princesa —dijo atrayendo a Elizabeth hacia su cuerpo con su mano libre.

—Se llama Jhon...

—¿Jhon? —preguntó Dean curioso pero serio—. ¿jhon qué?

—No sé... no me dijo.

—Está bien niñas —habló Meiling—. Mamá y papá se van a duchar así que vamos al parque de la esquina un momento...

—Está bien —dijeron las dos al mismo tiempo.

Cuando meiling pasa por mi lado la miro y le susurro "tenemos que hablar" y ella asintió  con la cabeza, cuando la puerta se cierra y me doy la vuelta ya Dean está sin camisa.

—Desvístete cariño, hoy voy a recordar como se ve y como se siente cada centímetro de tu cuerpo...

No sé porque razón me sonrojé, inmediatamente llevo mis manos a mi espalda para bajar el cierre del enterizo, saco las mangas de mis brazos y bajo la parte de arriba del enterizo hasta mi cintura, agarro el borde de mi top y lo levante dejando en completa exposición mis senos, Dean solo me mira.

—Los recordaba mas pequeños —dijo con la voz ronca mientras daba unos pasos hacia mí.

—Recuerda que tuvimos un bebé —dije caminando también hacia él.

Prácticamente me arrojo a su cuerpo y sus labios se unen a los míos, sus manos bajan a mi cintura y a medida que estas bajan el resto de mi enterizo sus labios se deslizan de mis labios a mi mentón, a mi cuello y a mis clavículas hasta llegar a mis senos, sus labios suavemente acariciaron uno de mis pezones haciéndome gemir, mi cuerpo se eriza en el mismo instante en que mis nalgas quedan expuestas y mi pezón fue cubierto por su boca, agarro su cabeza con suavidad mientras sus manos se posicionan en cada una de mis piernas, en el momento en que me levanta su boca succiona mi seno provocándome una corriente por toda mi espalda, empieza a caminar hacia el baño y en el momento en que entramos cierra la puerta de un solo golpe, mis piernas se aferran a sus caderas y mis manos a su cuello para permitirle sacarse el pantalón y la ropa interior.

—No sabes cuando amo hacerte mía en la ducha... —dijo a centímetros de mi boca para después volver a unir sus labios con los míos.

Siento como poco a poco se adentra en mí haciéndome gemir con fuerza, lo hace con suavidad, casi como saboreando cada centímetro, una de sus manos abandona mis nalgas y el agua de la regadera nos empapa por completo, cada embestida, cada penetración es como tocar el cielo, sus labios están húmedos y sus manos no dejan de tocarme, poco a poco siento ese suave y delicioso cosquilleo que nace en la pelvis cuando el orgasmo se acerca y en el momento en que sus labios volvieron a tocar mis senos exploto por completo, un gemido sale de su boca pero sin soltar mis senos y mientras yo recupero el aliento siento algo caliente en mi interior, los dos suavemente nos resbalamos por la baldosa hasta quedar sentados frente a frente en la ducha.

—No te imaginas cuanto te extrañé... —dije apoyando mi cabeza sobre su hombro.

—Yo también te extrañé, cariño —dijo él agarrándole de las caderas para atraerme mas a su cuerpo.

—¿No se te abrió la herida? —pregunté algo asustada.

—No cariño, estoy bien —me respondió señalando el lugar de los puntos el cual estaba cubierto por una lamina de algodón y esparadrapo—. Ahora quiero enjabonarte toda...

—Sería delicioso —dije alejando mi cabeza de su hombro para darle un beso.

fuertes lazos Where stories live. Discover now