Barbie 74

2.7K 90 1
                                    

Salgo del baño con mi cuerpo envuelto en una tolla después de darme una merecida ducha en un día tan cansado y divertido por todo el centro de Madrid. Son las 8:00 pm y Betsy se encuentra acostada en la cama con su portátil en una extraña y rara conversación amorosa, así que deduzco que se trata de Rick. La miro con el ceño fruncido desde la puerta y voltea a verme.

-¿Interrumpo una llamada caliente? –le pregunto divertida.

-No seas ridícula, Barbie. Es Rick. –dice muy emocionada. Como si lo tuviera en frente. Le da un guiño a Rick y vuelve a mirarme. –Salúdalo. –dice girando la portátil mientras le hago señas que no lo haga, pero es inútil. Puedo escuchar la estúpida risa de Rick.

-Hola, Rick. Quiero esa mano quieta. No quiero estar en tus pensamientos húmedos con tu mano bailarina.

-Barbie. Eres asquerosa. –se queja Betsy.

-Lo es. –dice Rick asqueado.

-Bueno… ¿Pueden terminar esa conversación en otro lado que quiero vestirme? –les digo frunciendo el ceño.

-Barbie recuerda que no tenemos puerta. –dice Betsy girando nuevamente la portátil. –suspiro cerrando los ojos ante esa pequeña verdad que no me había acordado. Me doy vuelta y vuelvo a ir hacia el baño para terminar de cambiarme.

***

-¿Mamá puedes decirle a papá que necesitamos un auto para movilizarnos? –Le dice Betsy a mamá mientras cenamos todos juntos simulando ser una familia normal en un restaurante caro en el centro de la ciudad.

-¿Recuerdan que están castigadas? –responde sin mirarnos y sigue comiendo.

-Pero mamá, tú nos has dado la tarjeta, no sé porque te molesta tanto si ustedes se pudren en plata. –me quejo molesta

-¡Cuida ese lenguaje jovencita! –dice mi padre molesto.

- Deberían madurar y aprender a comportarse como adultas. Barbie pronto vas a ser madre y sigues comportándote como una criada. ¿No creen que tienen que aprender a ganarse lo que quieren? –mi madre deja de comer y nos mira seriamente.

-¿y ustedes alguna vez dejarán de simular que somos una maldita familia feliz cuando lo que viven es un maldito infierno? Ni siquiera nos conocen. Nos saben nada de nosotras. –Asiento la copa muy fuerte en la mesa y me levanto bruscamente de ella hacia afuera. Betsy se levanta después de mí.

-Barbie, detente. –me grita Betsy después de haber caminado detrás de mí unas cuantas cuadras lejos del restaurante. Me quedo de espaldas calmando mi respiración.

-Son unos egoístas. –Musito –Quiero regresar. –trago salida y me giro lentamente.

-También yo… -contesta Betsy.

-Betsy… voy a volver a casa.

-Ven, tomaremos un taxi, tampoco quiero volver al restaurante. –me dice acercándose para sujetarme del brazo.

-No. –La miro seriamente.- A nuestra verdadera casa.

-¿Cómo? –responde asustada

-Sé que esto es loco y que probablemente me arrepienta, pero… no me importa. Soy mayor de edad, voy a tener un hijo… creo que tengo suficiente como para independizarme.

-Barbie no puedes tomar decisiones apresuradas.

-¿Por qué no? Siempre lo hacemos. Ellos también están acostumbrados a eso, no creo que les moleste.

-Barbie son nuestros padres.

-No. Ella solo se embarazó y el la ayudo. Fueron nuestros padres unos años. ¿Acaso no recuerdas con quien vivimos? Si no fuera por nuestros abuelos nos hubiéramos criado en la calle.

-Tenían trabajo.

-Tenían familia. –nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos, pero con una decisión en mente. Ambas teníamos una, y creo firmemente que probablemente no sean las mismas.

-Si quieres regresarte conmigo estaría muy contenta, pero si no… lo entenderé. –le digo rompiendo el silencio y camino hasta la siguiente calle para tomar un taxi.

Nos subimos juntas y nos dirigimos hacia la casa. Nuestros celulares sonaron todo el camino hasta que llegamos.

-Aún no llegan. –dice Betsy mientras entramos. La casa está apagada y nos sentimos incómodas. Siempre que llegábamos estaban ellos y las luces prendidas. Ni siquiera sabíamos dónde estaban los interruptores. Esto me hacía pensar aún más en lo poco que sabemos de ellos, y ellos de nosotras.

-Lo he encontrado. –dice Betsy alumbrando la sala. –creí que pasaríamos así por un buen rato.

No respondo y subo a mi habitación.

-Barbie… -dice Betsy a mis espaldas. No me giro, simplemente permanezco en la misma posición. –Voy contigo. –sonrío y me giro.

-Te prometo que no nos vamos arrepentir. –le digo desde el escalón.

-Eso espero. –me sonríe y se mete en la cocina. Me quedo observando un rato por donde acaba de pasar y suspiro negando mientras me giro hacia mi cuarto. 

LAS GEMELAS McDylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora