RICK HALDEN

3K 99 9
                                    

Mi madre me llama a cenar a lo que salgo de darme una ducha. Salgo con una toalla alrededor mío y sube mi madre corriendo por las escaleras.

-Ya está lista la  comida. –dice corriendo hacia su habitación. Me dirijo hacia la mía para ponerme algo de ropa. Trato de ponerme algo cómodo y bajo a cenar. Mi madre ya está sentada en la mesa y me siento junto a ella.

-Huele delicioso. –admiro su trabajo.

-No tanto como tú, cielo. –sonrío y me siento. Mi madre se levanta como loca y vuelve a correr hacia la sala.

-Lo había olvidado. Betsy vino en la tarde.

-¿Betsy? –me levanto detrás de ella. -¿Qué dijo?

-Dejo esto. –me entrega una hoja doblada y la tomo. –dijo que te la de en la noche sin importar la hora que llegues.

-¿Qué? –digo incrédulo y me giro corriendo hacia mi habitación. Cierro la puerta detrás de mí y abro la nota. La sostengo frente a mis ojos sin aceptar lo que dice en ella. Miro al frente y siento como mis ojos empiezan a nublarse.

Sé que odias las despedidas tanto como yo, y por eso te he ahorrado las lágrimas. No quería acabar con tu felicidad. Sigue disfrutando con Kendra que yo me iré lejos. Quizá nos veamos cuando venga de Madrid.                                           Con Cariño, Be.

Se ha ido….

No puedo soportar eso. Se ha ido… y no me despedí. Bajo rápidamente las escaleras mientras me limpio las lágrimas.

-¿A qué hora vino Betsy?

-Cariño ¿Qué ocurre? –pregunta asustada mi madre.

-¿Qué te dijo? –vuelvo a preguntar.

-Dijo que te lo entregara en la noche. Le dije que habías salido con una tal Kendra porque eso fue lo que me… -no la dejo terminar y salgo de la casa. No me detengo en el auto, solo corro y corro….

Se ha ido…. Es lo único presente en mi mente. Ya no está… ¿Cómo es posible que pueda soportar sin verla un mes? ¿Por qué se fue?

Llego a su casa después de una hora de correr, pero está apagada. No hay nadie. Toco el timbre infinitas veces sabiendo que nadie me va a responder, pero tengo que hacerlo. Esto no puede ser verdad. No puede irse…. No puede dejarme.

-BETSY… –grito mirando al cielo mientras lágrimas caen nuevamente por mi rostro. Cubro mis ojos mientras me dejo caer de rodillas frente a su puerta. Mil pensamientos pasaron por mi mente… no verla fue el peor. Esto no puede ser cierto pensaba varias veces…. Quizá este solo molesta y se fue donde sus amigas. ¿Dónde vive Hannah? ¡Maldición! No dejaba de pensar en lo mucho que iba a sufrir si no la veía un día, y tampoco quiero siquiera imaginarme toda una vida sin ella….

¿Kendra? Jamás se me hubiera ocurrido salir con ella, simplemente paso en el momento correcto cuando mi auto se dañó y necesitaba un aventón. ¿Cómo alguien en su sano juicio podría salir con ella? Es egoísta, sin pizca de humor, es mala, fría y tiene un tic incómodo cuando hablas mucho tiempo con ella. Parece que su boca tiene vida propia. Sus pucheros salen como respirar y su nariz solo le falta hacer el sonido de los cerdos. Es imposible e inaceptable que crea que he salido con ella.

Mi dulce y tierna Betsy…. ¿Cómo pudiste irte sin siquiera decirme Adiós? ¿Cómo?

Empieza a llover y camino hacia mi casa. No dejo de imaginarme la vida sin ella… no verla en la escuela… todos los días… la graduación. Estábamos a un paso de graduarnos y se va sin dejarse ver. ¿Por qué? ¿Por qué se fue? ¿Por Kendra? Es imposible que se haya ido por Kendra. Ben tiene que saberlo. Necesito hablar con él, tengo que ir donde él.

Cambio de rumbo y me dirijo hacia su casa. Al cabo de una hora más llego a su casa.

Ben me abre la puerta y me observa.

-¿Qué haces aquí? –dice en un tono molesto.

-¿Dónde se fueron? –pregunto casi sin aliento.

-Se han ido.

-¿Dónde? –pregunto más fuerte.

-¿Te importa? Preferiste estar con un calentón que preocuparte por tu novia.

-¿Por qué se fueron? –vuelvo a gritarle.

-Se han ido para siempre… -Responde Ben.

-¿Y Barbie? ¿Y el bebé?

-De eso me preocupo yo. –me contesta desafiante.

-También me preocupo por Betsy. –respondo con el mismo tono.

-¿Ah sí? Pues no parece.

-Eres un maldito imbécil. –le digo girándome para irme a mi casa.

-No tanto como tú. –me giro nuevamente y le lanzo un golpe en la cara. Cae al suelo pero se vuelve a levantar para darme uno de vuelta. Trato de esquivar uno, pero su golpe en mi estómago me hace retorcer  y caigo al suelo. Siento una patada en la espalda y me levanta de la camisa.

-Mira imbécil. Tus problemas con Betsy no son de mi importancia, pero la única razón por la que se fueron son sus malditos padres. Así que mejor lárgate si no quieres que te mate ahora mismo.

-¿Crees que te tengo miedo imbécil? –le digo furioso.

-Lárgate, Rick. Tengo mejores cosas que hacer que darte unos golpes.

-Tú tienes la culpa de que se hayan ido. Tú la embarazaste y por eso se las llevaron.

-El único problema es el imbécil de su padre machista y su madre cobarde.

-¿Cómo cuando te conto Barbie de su embarazo? ¿O más cobarde?

Ben aprieta sus puños y respira varias veces tratando de nivelar su ira. –Vete, Rick.

Lo fulmino con la mirada y sigo mi camino.

Llego a la casa cansado y adolorido. Mi madre me recibe asustada y con la mano en la boca mirando mi atuendo mojado y sucio.

-¿Dios mío que te paso? –pregunta casi gritando.

-Nada, mamá. –no le doy mucha atención porque ahora mismo no quiero responder preguntas, así que subo a mi habitación y me acuesto boca abajo en la cama.

LAS GEMELAS McDylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora