Betsy 19

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 Nos dirigimos en silencio hacia la casa. Barbie no ha vuelto a decir algo. Realmente me he molestado porque me haya tenido oculta, pero me ha molestado mucho más que haya sido a Ben. ¿Y si se da cuenta que la que beso la otra vez no fue Barbie? ¿Y si le dice lo de mis nalgas?

Solo Barbie se diera cuenta si fuera un poquito más inteligente, y saque conclusiones de lo de la otra vez. ¿Nalgas chatas? ¿Eso es candente? Osea…. ¡HASTA YO ME DARÍA CUENTA POR ESO! ¿Cómo alguien puede ser tan estúpida? ¿Acaso Barbie no tiene nada en el cerebro? A veces me pregunto si en su cerebro está el mono con platillos de la cabeza de Homero Simpson. Sonrío, y niego con la cabeza mientras llegamos a la casa.

-¿De quién es ese auto? –pregunta Barbie. Me quedo observando a la Ford f150 que está estacionada en mi sitio. ¡EN MI CASA! . ¿De quién es? Miramos curiosas mientras salimos del auto.

-¿Y si es un violador? –Barbie abre mucho los ojos. -¿Y si están dentro de la casa y quieren matarnos? –sigue asustándome. -¿Y si quieren matarnos y vender nuestros órganos?

-¡Barbie cállate de una maldita ves! –le grito. Todo lo que dice me ha dejado la piel de gallina. Tiene razón, puede ser todo eso. Trago saliva, y caminamos lentamente hacia el carro. No hay nadie. Volvemos a mirarnos asustadas, y se muerde las uñas. Caminamos en silencio a la casa, y me muerdo el labio inferior. Nuestras respiraciones se aceleran a medida que vamos entrando a la casa.

-Hola… ¿Hay alguien aquí? -¿Enserio? ¿Tenía que preguntar eso? La miro asqueada, y me responde con las manos.

-Estas consiente que eso solo pasa en las películas.

-Puede ser un ladrón. –responde con un puchero.

-Sí, y él te va a decir ‘’Sí, aquí estoy, solo estoy robando algunas cosas, ya bajo’’ –contesto sarcástica.

-Puede que necesitemos ayuda.

-¡Oh vamos, Bar… -El sonido arriba nos sobresalta. ¡Oh por Dios! ¡Hay alguien en la casa! Pegamos un grito, que rápidamente lo callamos con nuestras manos.

Barbie me mira asustada, y suspiro aterrada. Trago saliva y le susurro.

-Tenemos que subir.

-¿Qué? ¿Estás loca? –Como siempre su voz chillona.

-¡Baja la voz! –murmuro en silencio

-Ya nos ha escuchado, y probablemente se esté escondien… -otro golpe vuelve asustarnos. Nos sobresaltamos y nos abrazamos. ¿Acaba de ocurrir lo que acaba de ocurrir? Nos miramos asqueadas, y rápidamente nos soltamos.

-Tenemos que subir. –le digo más tranquila.

-Subirás sola. Yo no quiero que me maten.

-¿Pero sí que me maten a mí, por salvarnos a las dos?

-Sabes que podemos pedir ayuda y vivir las dos.

La fulmino con la mirada, y subo las escaleras.

-¡Oh vamos, Betsy! No me has esto. –contesta con miedo a mis espaldas. –No me hagas subir.

No respondo y sigo mi camino. Miro hacia atrás, y la veo con los ojos cerrados y sus manos a los lados de su cara, haciendo un extraño baile como si quisiera ir al baño. Niego con la cabeza, y llego al último escalón. Voy hacia donde se escuchó el golpe, y entro lentamente. Mi respiración se acelera a medida que entro cada vez más. Sinceramente no sé con qué me voy a encontrar. Estoy muy asustada para pensar en que es, pero tengo que saberlo.

Algo a mi espalda se cae, y pego un grito. ¡Oh por Dios! ¡Está aquí! ¡Realmente está aquí! Oigo un grito de Barbie desde abajo.

-¿Betsy?.... ¿Betsy? –la dejaré que se asuste.

-¡Dios mío me has dado un susto de muerte, pero no tanto como mi emoción! –Corro hacia Hanna, que está con un globo de corazón amarrado en una caja plateada grande. Corro hacia ella y la abrazo.

-Te he extrañado tanto. –me dice abrazándome.

Me alejo un poco para verla y sonrío. –No tanto como yo.

-Creo que tenemos que darle a Barbie un susto. –me mira maliciosamente, y sonrío asintiendo mientras me muerdo el labio inferior.

-Me parece genial, se lo merece.

-Se lo merece por hacerte venir sola hasta aquí. ¡Está aterrada como el infierno! –nos reímos en silencio para que no nos escuche.

-La hubieras visto a lo que subía. –volvemos a reírnos, y me tapo la boca para callar mi ruidosa risa. Hanna me hace una seña con los dedos para que haga silencio, y son sonreímos con un plan. 

LAS GEMELAS McDylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora