¡No puedo hacerlo! ¡No quiero hacerlo!
Muerdo mis labios ante mi gran decisión de presionar el botón de llamar. Suspiro con los ojos cerrados y pongo mi teléfono cerca de mi oído.
-Ya estabas demorando. –me responde enseguida. Abro los ojos de golpe.
-¿Cómo sabías que era yo? –trago saliva.
-Tengo mis tácticas.
-¡Que buenas tácticas! –digo torciendo los ojos.
-Y no son las únicas. ¿Dónde quieres hacerlo? –vuelve mi tos.
-¿Qué?
-Digo que donde quieres ir. Para hacerlo. –lo dice excitantemente pausado. Que me hace sentir estúpida.
-Yo… simplemente quería conversar.
-Con los únicos labios que quiero conversar son con los tuyos, y no estoy hablando de los de arriba. –esta vez exploto es tos e internamente. –Sé perfectamente que te has sonrojado y eso me enciende aún más de lo que crees.
-¿Eres algún tipo de Christian Grey encubierto?
-No le voy al bondage, simplemente sexo que te asegura un pase al cielo, es lo que hay.
-Mira, yo…
-Lo sé, eres virgen. He tenido algunos casos, pero sé manejarlo con delicadeza al principio así que no te tienes que asustar.
-¿Por qué tienes que decir ese tipo de cosas? Agradezco estar por teléfono y no notes lo abrumada que estoy solo de escucharte.
-Lo noto por tu voz. Esa voz de curiosidad y placer.
-Te aseguro que solo es de curiosidad.
-¿Entonces si lo quieres?
-¿Qué cosa?
-Experimentarlo conmigo, darme ese privilegio de ser tu primera vez, pero no tú ultima.
-Ni siquiera te conozco lo suficiente. –vuelvo a tragar saliva.
-¿Tiene que ser así? –responde cortante.
-Sí.
-Pues llámame cuando estés lista, no soy de los que ruega, adiós. –corta.
OH. POR. DIOS sé perfectamente ahora cuando las mujeres rechazamos a los hombres. Me quedo atónita, abrumada y con una curiosidad y pica increíble. Miro varias veces mi teléfono sin dejar de suspirar y morder mis labios. Cierro los ojos y…
¡Mañana será otro día! Le daré el gusto de haberlo llamado y me daré la satisfacción de haberle negado. Sonrío orgullosa y dejo el teléfono en la mesa, pero vuelve a sonar y contesto sin siquiera mirar.
-Ahora quien es el caliente? –respondo divertida.
-Eh… Betsy? -¡MIERDA! Es Rick.
-¿Qué quieres? –respondo molesta y asustada.
-Uhm… nada. –suspira.
-Debí suponerlo. Adiós Rick. –corto y cierro los ojos fuertemente apretando mi celular en el pecho. ¿Por qué ahora? ¿Por qué tiene que ser así? Cuando uno está a punto de olvidar a esa persona, pasa algo que lo cambia todo automáticamente. ¿Por qué a mí?
Me desplomo en el piso cerca a la cama y suspiro mirando al teléfono. Barbie termina de bañarse y me observa.
-¿Han hecho sexo por teléfono? –pregunta emocionada.
-¿Qué? –la miro confundida.
-Estas toda colorada y excitada, aunque un poco con cara de…
-Rick acaba de llamarme.