Betsy 33

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Llego a mi casa, y suspiro aliviada. ¡Hogar, dulce hogar! Barbie ya ha llegado y ha dejado todos sus cuadernos tirados en el mueble. Me pregunto ¿Con quién lo habrá hecho hoy? Ella nunca deja sus cosas botadas en la sala. Tuerzo los ojos y voy hacia mi habitación.

¡Qué raro! No he visto a Hanna desde el día de la fiesta, y como haberla invocado, suena mi celular.

 -¿Dónde andas, que no apareces? –pregunto molesta

-Buenos tardes, también me alegra escucharte.

-¡Deja de jugar! ¿Dónde estás?

-Peor que esposo. –contesta divertida, y se ríe.

-¡HANNA!

-Ya, está bien. Estoy en mi casa ¿Dónde más estaría ahora? ¿Acaso me estas confundiendo con Barbie?

-Hanna… -la reprendo

-¿Estas con la regla?

-¡Basta Hanna!

-¿Qué? Pero si tú eres la que está con genio de perro, y yo soy la que te ha llamada. ¿Por qué no me has llamado?

-¿Acaso soy tu marido? –respondo molesta.

-Hablamos luego.

-No, espera… -cuelga.

 ¡Maldita sea! Ni siquiera sé porque me molesté con ella. Me desquite por lo de Rick y Ben, o simplemente me llamó en un mal momento. Suspiro decepcionada con el teléfono en la mano, y me tiro a la cama.

Vuelve a sonar mi teléfono.

-Enserio discúlpame, yo…

-¿De qué tengo que disculparte? -¡MALDICION! Es Rick.

-¡Mierda! Has sido tú.

-Disculpa por no ser quien esperabas.

-Pensé que era Hanna.

-¿Problemas amistoso?

-¿Qué quieres Rick? –constesto suspirando.

-¿Vas hoy a la fiesta?

-No Rick, no iré a tu fiesta. –tuerzo los ojos.

-Te prometo que no intentaré nada.

-¿Esperabas hacerlo?

-No, claro que no, yo solo… por favor no faltes.

-Rick… no tengo ganas.

-¿Qué puedo hacer para que quieras ir?

-Dejar de insistir. –suspira y no responde.

-¿Rick?

-¿Sí?

-Yo… no quiero que tengas un mal concepto de mí, lo que dije de Ben…

-No tienes por qué decírmelo.

-Es que lo dije porque estaba molesta… no quiero acostarme con él.

-Betsy. Sabes muy bien que te gusta, y todos lo sabemos. Por desgracia también lo sé. Solo te pido que seas muy cuidadosa con él. No es un buen tipo.

-¿Y tú lo eres?

-¡Deja de compararnos! Quizá cuando dejes de comparar a todo mundo con él, te darás cuenta de tu error. –cuelga.

¡Genial! Hoy ha sido el día de mandar a la mierda a Betsy. ¡Ven y únete y mándame a la mierda!

Me levanto sin ganas, y voy hacia mi armario.

MODO INDÍGENA: ON

Me pongo un buzo gigante, y un pantalón de pijama. Hoy será un día de descanso. Suerte que no tengo deberes, y puedo dormir todo el día sin que nadie me moleste. Me termino de cambiar, y me tiro a la cama boca abajo, y caigo en un sueño profundo. 

LAS GEMELAS McDylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora