Barbie 66

3K 102 5
                                    

-Betsy, lo siento. –le digo llorando mientras subimos.

-¿Por qué?

-No vas a poder despedirte de Rick.

-¿Qué te hace creer que me voy a ir sin despedirme? –la miro confundida. –No lo voy a llamar porque no me va a contestar porque estamos peleados. Iré a su casa.

-¿Betsy estás loca? –le digo asustada.

-Todos estamos locos.

-¿Y cómo saldrás?

-Por la puerta.

-¿Cómo?

-Barbie, solo la abriré y saldré corriendo, nada más. –dice de lo más natural. –no me iré sin despedirme, no me iré son verlo, no me iré sin estar bien… -termina en llanto y se tira al piso.

-Betsy, no por favor. –le digo acercándome a ella. –no llores. No me hagas sentir más culpable, por favor. –debido a mi sentimentalismo de ahora, me es  imposible no llorar.

-No quiero irme… -dice sollozando.

-¿Crees que yo lo quiero? –le digo sosteniéndola de la cabeza para que me mire. –Aquí tengo todo lo que amo. Ben, Kim, el Dr. James, Rick aunque parezca que lo odio, Hannah aunque la odie seguido, pero aquí tengo todo… lo tenemos todo.

-¿Cómo siquiera lo superaremos? –pregunta.

-No tenemos por qué hacerlo.

-No nos dejarán quedarnos.

-Lo sé, pero tampoco nos obligaran a escoger una carrera que ellos quieren. Vendremos a la universidad aquí. Solo falta un mes. Tomémoslo como unas vacaciones.

Betsy asiente y sonríe aun con lágrimas en sus ojos. –Creo que podré soportarlo.

-Lo haremos. –seco sus lágrimas con mis pulgares y la abrazo. –Le mandaré un mensaje a Ben que los distraiga para que puedas salir a ver a Rick.

-Eres la mejor. –me sonríe y se levanta despacio para salir de la casa. Entro a mi habitación mientras tecleo y cierro la puerta y me desplomo en la cama a llorar descontroladamente.

¿Unas vacaciones? ¿Enserio? Solo que las vacaciones sean en conventos y con padres policías. Lloro aún más pensándolo hasta que creo que ya no tengo lágrimas. Escucho un golpe en la puerta y me siento en la cama secando mis lágrimas.

-¡Estoy arreglando! –les grito a mis padres con voz llorona.

-Amor, soy yo. –me pongo de pie rápido y abro la puerta sin dejarlo siquiera respirar por treparme encima de él y abrazándolo como garrapata.

-Calma cielo. –dice acariciando mi cabeza y cerrando la puerta con su pie. Me lleva hasta la cama y me acuesta poniéndose a mi lado.

-No quiero irme. –le digo llorando. Seca mis lágrimas y besa mis ojos.

-Iré a verte. No podrá separarme de ti nunca. –lo atraigo más cerca y besos sus suaves y delicados labios que se han vuelto como una droga para mí.

-Me encantan tus labios aún más después de que llorar. –dice apegado a mis labios. –son tan suaves…

-Yo amo tus labios a todas horas…. Y los extrañaré. –vuelvo a llorar.

-Shhh… -se acerca cogiendo delicadamente mi cabeza y la apega a su pecho. –no llores más. Los días pasan volando.

-No cuando tu no estas.

-Verás que sí. –dice besando mi frente. Hablaremos todos los días y todas las horas durante un mes. Siempre estaré presente como tú lo estarás para mí.

-No será lo mismo.

-Sé que no será lo mismo, pero trataremos de hacerlo real. –nos quedamos así por un largo rato.

-Te amo. –le digo alzando mi cabeza desde su pecho.

-Tambien te amo y lo haré siempre. –sonrio y suspiro volviendo a recostarme.

LAS GEMELAS McDylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora