Esa idea la había sacado de entre toda la basura que enseñaban en la academia, en donde decía que cuando dos shinobi poderosos chocaban sus puños, ambos podían conocer los pensamientos del otro. Puede que el Kyubi no fuera un shinobi, pero él tampoco quería considerarse uno, así que podría hacerse una excepción a la norma.

En fin, todo el mar de pensamientos que experimento Naruto tras su sueño le llevo a despertarse antes de tiempo. No sintiéndose en posición para volverse a dormir, se termino de despejar y procedió a levantarse para ir a tomar su desayuno.

Nuevamente tendría que hacerlo por su cuenta, debido a que su madre se encontraba otra vez en misión. Al parecer sus habilidades eran ampliamente requeridas, por lo que le solicitaban mucho desde su reintegro al servicio shinobi.

No es que le molestara preparar sus propios alimentos, pero resultaba desagradable tener comer en solitario en su hogar, especialmente luego de que sus hermanos fueran "adoptados", ya que poco después del evento, Kushina mando a remodelar por completo la edificación.

Era algo que venía planeando desde hacia tiempo, pero que no había ejecutado para no que pareciera que sentía favoritismo hacia uno de su hijos. Sin embargo, decidió que ese paso ya no podía esperar más, ya que a pesar de que los sellos de gravedad ayudaban a Naruto a controlar su fuerza, una casa de madera y papel no era en lo absoluto el lugar ideal para él.

El hogar Uzumaki entonces pasó a ser construido con ladrillo y concreto. Cosa que le quito su estilo tradicional, pero no por ello su majestuosidad.

Lo más gracioso de todo eso, fue que Naruto participo activamente en la labor. Ya fuera encargándose de cargar los materiales o siendo el responsable de la mudanza. Kushina agradeció mucho de esa ayuda, aunque eso no evito que ella regañara a su hijo en múltiples ocasiones por ponerse a hacer malabares con los muebles.

Ese era un recuerdo que estaba siempre presente en la mente de Naruto, ya que era el recordatorio de que era alguien diferente. No en la forma negativa como creían los habitantes de Konoha, sino en una que propiciaba a la curiosidad.

Era inevitable que el rubio no se preguntase como es que funcionaban sus habilidades, como las consiguió o más importante, si él era el único con ellas. De cualquier forma, de lo único que estaba seguro Naruto era que no conseguiría ese conocimiento quedándose en la aldea para siempre.

[En la Torre Hokage, horas después]

Como era usual, Hiruzen Sarutobi, el actual Hokage de Konoha, se encontraba en su oficina encargándose de todo el trabajo de oficina que conllevaba su cargo. En ese entonces estaba recibiendo un informe de misión de uno de sus jounin, una labor de rutina si este no fuera el sensei de un equipo tan particular.

-Entonces Yamato ¿qué puedes decirme de tu misión?-pregunto el Sandaime.

-Puedo reportar resultados mixtos, Hokage-sama. La misión fue llevada a cabo según los parámetros, pero el desempeño del equipo dejo mucho que desear y puedo reportar ciertos percances.

-Se especifico con los detalles. ¿Cuál fue su actitud en el campo?

-Como bien exponían los reportes de los profesores en la academia, Menma y Natsumi tienen un comportamiento que resulta sumamente impredecible y no muestran respecto alguno hacia la autoridad.

-No se podía esperar otra cosa de ellos-dijo anciano apretándose la sienes. -¿Cuáles fueron los percances que comentas?

-Para empezar los parámetros de la misión exponían que esta solo debíamos eliminar a un pequeño grupo de bandidos, sin embargo nos topamos con que tenían prisioneros con ellos.

Naruto el remolino relampagueanteWhere stories live. Discover now