Eterna

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Siguiendo la programación del papel que había delante de él, el cantante principal de la banda en el escenario continuó con la versión en acústico de una canción conocida. Era lenta, agradable, las luces en el salón la acompañaron a la perfección por su tono tenue, pues se trataba de una balada. Taekwoon cerró los ojos a la vez que se apoyaba en el hombro de su esposo, y se movían al son de la melodia que, por supuesto, hablaba de amor.

No había otro nombre que definiera mejor lo que se respiraba en el aire, y no solo era por los recién casados, si no por el resto de parejas también inversas en su propio mundo, como si la letra de la canción hablara únicamente de ellos. A Taekwoon le pareció tierna la imagen de Hakyeon a su lado: con las frentes pegadas y las manos entrelazadas, bailaba con su prometido, puesto que de toda la historia inventada, sí era cierto que su mejor amigo iba a casarse, aunque no en Holanda, sino en París y en un par de meses.

Toda la verdad y lo planeado durante semanas, había salido a la luz a lo largo del gran banquete que se encontraba en el otro lado del precioso jardín. Desde su preparación con la ayuda de su mejor amigo, pasando al diseño exclusivo de los anillos y la forma en la que Taekwoon no había sospechado nada en ningún momento, solo hicieron que la velada fuera de lo más especial, haciendo que llegara a sorprenderse, pues no sabía que podía querer a Wonsik mucho más de lo que ya lo hacía.

Notó un beso sobre su cabeza y sonrió, luego se miraron a los ojos y toda la estancia desapareció, parecía que estuvieran solos sobre la pista de baile.

- ¿Qué piensas? – Le preguntó Wonsik.

- Supongo que en lo mucho que te amo. –Le gustó la sonrisa que le dedicó. - Y en todo lo que has organizado por mí.

- Es lo que te mereces.

- ¿En serio? - No sabía porque. – Pero yo nunca te he...

Un choque de labios lo interrumpió. Taekwoon supuso que en alguna vida pasada habría salvado al mundo o algo por el estilo, si no, no comprendia que merecia. No es que él no fuera detallista, de hecho hizo su mejor esfuerzo en san Valentín y en el cumpleaños de Wonsik, ya que caian los días seguidos. Pero el preparar una cena romántica, regalarle una curiosa camiseta colorida y colocarse un lacito en la cabeza (sin nada más) al esperarlo en la cama; no se podía considerar algo como para que reciviera a cambio la boda de sus sueños sorpresa.

- Ni se te ocurra decir que nunca me has regalado nada.

- Pero...

- Gatito, lo que has aportado a mi vida es suficiente. – Cojió una de sus manos, más concretamente a la del anillo, y posó un beso encima. – Tú, tu sonrisa, tus labios... El que me hayas aceptado... - Suspiró. - Sí tengo que decirlo todo ahora no terminaría nunca, la lista es bastante extensa ¿Sabes?

- Bueno, supongo que tenemos toda una vida para redactarla junto a la mia.

Y pudo recitársela también en ese momento, pero la necesidad de besarse de nuevo fue mayor. Se colgó de su cuello para profundizarlo, y sintió como los brazos de Wonsik lo rodeaban, haciendo que no corriera nada de aire entre ellos. Chocaron sus lenguas, la intensidad subió, aunque no mucho más, pues un carraspeo los hizo separarse y mirar a su lado.

- Dejad un poco para la noche de bodas, es temprano y aún hay niños. – Dijo la chica señalando a Minyul. - ¿Me dejas bailar con mi hermano?

Su reciente esposo no tuvo más remedio que aceptar, y aunque le prestó su mano, acató que no tardaría en volver. Después de aquello lo vio caminar hasta Hyuk, el cual también estaba en modo azúcar con Hongbin, e hizo la misma acción que Sora, aunque al de los hoyuelos no le hiciera ni pizca de gracia. Taekwoon sonrió al ver a los dos amigos danzar de manera extraña, al compás de una canción ahora más movida.

Tu toque de ColorWhere stories live. Discover now