Viaje express

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Todo era perfecto, radiante.

Las flores estaban perfectamente colocadas, creando un camino por el que pasarían los invitados y finalmente los novios. Los asientos estaban decorados acorde a la temática de la boda, era sencilla pero muy especial, con toques que explicaban la vida de la pareja desde el día que se conocieron.

Al fin había llegado el día, después de tanto sufrimiento darían el paso con el que tanto habían soñado. Los familiares y amigos de ambos se colocaron a cada lado del altar, emocionados, deseando que el evento comenzara. El novio no tardó en aparecer, la música en directo tocaba una canción que correspondía completamente con la personalidad de él, y todos le aplaudieron haciendo que se sonrojara.

Al cabo de unos minutos la puerta principal se volvió a abrir, la banda cambió completamente de estilo a una melodía más tranquila, relajada y dulce. La cara del futuro esposo comenzó a brillar en cuanto sus ojos se encontraron, la observó de arriba abajo, y susurró que parecía un ángel. La novia avanzó, con el velo tapándole el rojo de sus mejillas y el ramo muy apretado entre sus manos, a su lado su padre la miraba orgulloso. El hombre entregó la mano de su hija a su futuro yerno, sabía que era un buen hombre así que lo hizo sin miedo alguno.

La ceremonia comenzó, y para cuando al chico le tocó decir sus botos, Taekwoon ya tenía las lágrimas cayéndole sin control. Era todo tan bonito y perfecto que no pudo evitarlo, los finales felices siempre lo hacían llorar, ya fueran en la vida real o en una película. Sacó otro pañuelo del cajetín de cartón, en cuanto la novia habló mientras le colocaba el anillo a su ya casi esposo, luego se sonó la nariz cuando al fin el "sí quiero" fue dicho por ambos.

- Yo os declaro, marido y mujer. Puedes besar a la novia. - Acató el cura en la pantalla de televisión.

Y los recién casados no tardaron en hacerle caso a la vez que eran aclamados por los invitados entre aplausos y silbidos.

- Que bonito ¿Verdad, Sikkie?

Taekwoon miró a su lado esperando una respuesta, pero lo único que recibió fue un sonoro ronquido. Suspiró, sabía no debía sorprenderse, ya estaba acostumbrado a que Wonsik se quedara dormido con las películas románticas que tanto le gustaban. Y aunque siempre hacía el esfuerzo por verlas, e incluso se interesaba por ellas al principio, nunca llegaba al final, y terminaba como en ese momento: tumbado, con la boca abierta y el brazo tapándole los ojos.

Aún así Taekwoon le sonrió, una de las curiosidades que tenía el estar tan enamorado era precisamente eso, que le pareciera extremadamente adorable aún cuando tenía un rastro de saliva cayéndole por la comisura de los labios. Quiso hacerle una foto, pero tenía el teléfono muy lejos, y si se movía un poco podía despertarlo, y eso era lo que menos quería.

Volvió a posar los ojos en la televisión, la fiesta de la boda seguía mientras los créditos salían a los lados, pero en lo que Taekwoon se fijó fue en la felicidad de los novios. Tal vez solo fueran actores, pero lo que desprendían le causó una envidia tremenda, él también quería casarse. Miró su mano, Wonsik no le había vuelto a dibujar el anillo, y de eso ya había pasado casi año y medio.

En todo ese tiempo habían sacado el tema un par de veces, pero nunca llevaron a cabo, y a Taekwoon le daba algo de miedo pedírselo, pues sabía que a Wonsik la idea del matrimonio no le terminaba de agradar, por mucho que dijera que haría cualquier cosa a su lado, incluso casarse, así que no lo iba a obligar.

También influía mucho el tiempo de ambos, sus trabajos pocas veces los permitían tener días libres, exceptuando fines de semana y algún que otro festivo, y estos los aprovechaban para los quehaceres de la casa, realizar compras o cuidar a Minyulie.

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