12. Nuevo vecino

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Hakyeon amaba los domingos, le encantaba despertarse con la luz del sol que entraba por su ventana, y no con la insoportable musiquita del teléfono a las siete de la mañana. Fue arrastrando los pies, con los ojos aun cerrados y el pelo revuelto hasta la cocina en busca del paquete de galletas holandesas de mantequilla, que le había regalado su madre en uno de sus viajes, y encendió la máquina de café mientras miraba la actualidad coreana en su móvil.

Sus días festivos siempre eran los fines de semana, los sábados los dedicaba a ver a sus amigos, quedar con Taekwoon o pasar la tarde con sus sobrinos, pero el último día de la semana, Hakyeon lo dedicaba a sí mismo. Adecentaba su casa, hacía la colada y fregaba los cuatro platos que había usado la noche anterior, luego cogía alguna vela de su colección y la encendía aromatizando su hogar con olores distintos, aquella sensación de paz no la cambiaría por nada.

Le encantaba vivir solo, en cuanto sus padres decidieron viajar por el mundo, le pagaron a él y a su hermana la entrada para un piso a cada uno, y casualmente ambas viviendas estaban en el mismo bloque y una en frente de la otra, pero en cuanto ella se casó y quedó embarazada se mudó con su marido a una casa más grande, por eso no le extrañó la llamada de su madre con aquella noticia.

- ¡Ha sido todo muy rápido! La amiga de la hermana del cuñado del jefe de tu padre. – Hakyeon no paró a analizarlo, su madre era así. - conocía a este chico que estaba buscando piso, y como nuestra vecina sabía que el que fue de Haneul está vacío, me contactó, yo se lo ofrecí, ¡Y el muchacho aceptó encantado!

- Eso es genial mamá, pero ¿Que pinto yo en todo esto?

- El chico se muda hoy, y quiero que lo ayudes. Entenderás que desde la Torre Eiffel no puedo hacer todos los trámites.

- ¿Y por qué no va Haneul? Es su casa. – Además no tenía ganas, pero eso no se lo iba a decir a su madre.

- Ella está muy liada con los niños y demás. Quiero que vayas tú, así os hacéis amigos y sales un poco, seguro que tiene alguna amiga que te pueda presentar y sientas la cabeza en vez de estar con esas modelos o con tu amigo el gay. ¡A ver si se te va a pegar!

- Mamá, se llama Taekwoon y ser gay no es una enfermedad contagiosa. – Odiaba cuando era de mente tan cerrada, si supiera realmente lo que había hecho semanas atrás...

Estuvo discutiendo con ella otros quince minutos, la quería mucho pero realmente le disgustaba que no aceptara a su amigo por gustarle los hombres, pero nunca le hizo caso, él era como un hermano y una de las mejores personas que había conocido en su vida.

El timbre sonó al poco rato de, al fin, terminar la llamada, pues la conversación se había tornado de nuevo a las ganas que tenía su madre de verlo en el altar con una bonita chica de blanco o la ilusión de ver más nietecitos por su casa. Suspiró, tal vez las dudas que le estaba creando Jaehwan era solo algo pasajero y en un futuro se encontraría cumpliendo el sueño de su madre.

Se dirigió a la puerta, seguramente sería el nuevo vecino, en esa parte si decidió hacerle caso, un nuevo amigo con el que charlar no estaría mal, pero que fuera él le deformaba todos los planes. Abrió mucho los ojos sin creer lo que estaba viendo, pues con una sonrisa perfecta Ken lo esperaba al otro lado. Su mirada también era de sorpresa.

- ¿Jaehwan? ¿Qué haces aquí?

- La señora que me vendió el piso me dijo que su hijo vive en frente mío, solo venía a presentarme, pero creo que ya nos conocemos. – Rio.

Aquello no podía estar pasándole, él esperaba un domingo tranquilo, incluso tenía listas sus sales de baño para relajarse en su bañera, pero desde que el teléfono había sonado, todo se había torcido y aquella era la gota que había colmado el vaso. Y lo peor de todo fue que encontró al modelo extremadamente guapo en su ropa casual, con unos Jeans oscuros y una camiseta que le venía algo grande.

Tu toque de ColorWhere stories live. Discover now