5. Condiciones

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Wonsik no tenía más de siete años cuando vio el cuadro por primera vez, recordó haberse fijado en las bonitas flores pintadas con detalle, parecía que si te acercabas podías olerlas y viajar al lugar donde estuvieran plantadas realmente. El color de estas hacía vivir el aburrido museo donde se encontraba de visita con la guardería, pues el resto de pinturas eran un total sinsentido.

Aquel día llegó a casa completamente entusiasmado, y lo primero que hizo fue enseñar con orgullo a su padre el dibujo que la maestra los había mandado hacer, pues había recreado con ceras el cuadro que tanto le gustó, pero la reacción de éste no fue la misma que la del chico que tenía delante suyo, así que decidió olvidar de nuevo su pasado para centrarse en los bonitos ojos de, tal vez, su nueva inspiración, aunque no llevara las gafas rojas que tanto le habían gustado el primer día.

- Es impresionante – Lo oyó murmurar mientras veía una sonrisa que creía inexistente en él.

Pero cumpliendo sus propias palabras, Wonsik retiró el cuadro de su vista y rápidamente lo guardó bajo llave.

- ¿Me crees ahora? – Dijo en cuanto cerró la puerta.

Taekwoon suspiró.

- Supongo que eres tú. - Ravi sonrió al saber que después de tanto esfuerzo había conseguido el primer objetivo, su nueva manera de entretenerse estaba siendo sumamente divertida, sobre todo desde que el pelinegro había entrado en su casa. -Entonces... ¿Podemos comenzar la entrevista?

- No tan rápido gatito.

Le encantó de alguna manera la mirada que le dedicó el mayor cuando escuchó el sobrenombre que tal vez a partir de ahora usaría con él, pues sus ojos felinos y su actitud le recordaron a los del animal.

- Me llamo Taekwoon.

- Lo sé.

Pasó por delante de él con la intención de que lo siguiera a un lugar más cómodo, que fuera el gato no quería decir que no tuviera el papel de ratón, Wonsik sonrió al imaginárselo atrapado entre sus brazos. Bajaron hasta la cocina, pensó en ofrecerle algo, pero recordó que no tenía nada en la nevera, luego se sentaron en uno de los taburetes que tenía colocados en lo que era su propia barra de bar. El mayor a su lado seguía mirando la casa como si fuera un lugar extraño, igual que cuando había aparecido por la puerta.

Era verdad que a lo que él llamaba hogar, no era precisamente la vivienda de un artista, pero aquel antiguo garaje de camiones y anterior sitio de ensayo de una banda de rock era un lugar acogedor para Wonsik, con su colchón tras la tela que colgaba del techo para sus necesidades básicas y el yacusi que siempre quiso tener en su cuarto de baño. Tal vez esos lujos no pegaban con la estética del garaje, pero sabía que si lo decoraba de alguna manera terminaría cansándose de ella, así que se decantó por algo sencillo dejando las paredes y el suelo tal cual estaban el día que lo compró, y añadió lo necesario para vivir.

Vio como a su lado Taekwoon buscaba en su teléfono la aplicación de grabación de voz, sabía que estaba dispuesto a comenzar la entrevista en ese mismo instante, pero no se lo iba a poner fácil pues aquello solo acababa de comenzar, así que habló antes que el pelinegro mientras le quitaba el móvil de las manos.

- Tengo condiciones. – Escribió "Kim Wonsik" en la lista de contactos antes de que el mayor intentara recuperar su teléfono. – No puedes poner mi nombre real. - Le dio a guardar contacto y se lo devolvió.

- Eso ya lo imaginaba desde un principio. – Respondió guardando el aparato en uno de sus bolsillos y mirándolo con desaprobación.

- Nada de fotos. – Vio en su rostro un toque de decepción.

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