47. Fuerza mayor

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El sudor de su frente volvió a caer por los dos lados de su cabeza, el sol de daba directo y por ello la temperatura parecía más de verano que de primavera. Se arremangó la camiseta que ya era de manga corta mientras caminaba hasta la botella de agua que tenía para beber, y Wonsik notó como lo miraban. Había escogido adecentar los arbustos que estaban cerca de la piscina exterior, porque sabía que esa tarde Taekwoon estaría allí. Sí, era arriesgado, pero no había tenido oportunidad de verlo desde el domingo, y aquello era mejor que nada.

Aunque no le hacía mucha gracia que estuviera reunido con Seohyun, sobretodo porque estaban planeando el gran evento que se celebraría ese mismo viernes por la noche. Yangmi se lo había contado por la mañana al asignarles las tareas a los empleados, y por ello el jardín tenía que estar impecable esos días. Se trataba de una fiesta de pedida, donde asistirían los invitados más importantes y Taekwoon pediría la mano de su "novia" oficialmente delante de todos.

Wonsik no soportaba la idea, cada vez que pensaba en ello le daban ganas de coger las tijeras de podar y hacer formas fálicas en los matorrales como si se tratara de Eduardo Manostijeras pero muy al estilo Ravi. Volvió a posar su mirada sobre el guapo pelinegro que había sentado en una de las mesas del jardín antes de abrir la botella de agua, y sonrió mínimamente al cruzarse con sus ojos.

Le hubiera gustado que Taekwoon también le devolviera el gesto, pero sabía que no podía estando la idiota de su prometida pendiente de él. Tuvo el impulso de caminar hasta allí, y decirle a la chica que no se esforzara tanto en escoger una  mantelería que no necesitaría, ya que tenía pensado raptar al novio antes de la boda.

No lo hizo, pero se le ocurrió otra forma de intentar llamar su atención de nuevo, así que después de apagar su sed, utilizó el agua restante para echársela por encima, empapando su rostro y parte de su vestimenta, creando una escena, que vista a cámara lenta, resultaría extremadamente sexi. Volvió su vista hasta la mesa y sonrió satisfecho, había hecho efecto.

Mientras la chica le hablaba de lo que fuera, Taekwoon lo miraba del mismo modo que cuando estaban a solas mientras se mordía el labio, y eso a Wonsik lo ponía a mil. Pero lo que le siguió a todo aquello lo sorprendió demasiado, ya que lo vio levantarse de la silla luego de decirle algo a Seohyun, y esta había asentido.

Su siguiente movimiento fue caminar hasta casi a su lado, y después hacerle un gesto con la cabeza para que lo siguiera. No lo dudó ni un instante, dejó las herramientas a un lado y anduvo a escasos metros de él con disimulo. Se centró en apreciar la parte su parte trasera hasta que Taekwoon entró en una zona que Wonsik conocía muy bien, pues era el almacén donde guardaban los utensilios de jardinería.

- ¿Tienes ganas de jugar, gatito? – Preguntó con una sonrisa ladina, en cuanto éste cerró la puerta con la única llave que había. – Debería provocarte más a menudo.

Y antes de que pudiera decir nada, lo tomó de las caderas para acercarlo a él y guiarlo hasta una de las paredes en las que no había estanterías. Le gustó que se dejara controlar, y que no le negara la entrada de su lengua en su boca, robándole un beso más ardiente que inocente. Sus manos se enredaron fácilmente en su pelo negro, y las de Taekwoon le acariciaron sobre la tela aun mojada de su pecho. Ahora sí hacía calor.

- Sikkie... - Susurró con la voz algo ronca cuando pararon a coger aire. – Tenemos que hablar.

Las alarmas de su cabeza se encendieron, vale, aún era inexperto en eso de las relaciones, pero sabía que esas tres palabras no solían ser buenas. Se asustó por un momento, pero el que su gatito estuviera entrelazando sus dedos lo tranquilizó un poco, aunque no tanto al verlo tan serio.

- Mi madre... - Agachó la cabeza. – Lo sabe.

- ¿Qué? – Lo había escuchado a la perfección pero no podía creerlo. No era posible.

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