- No sé hasta qué punto conoce nuestra relación, pero eso no es lo peor... - Se quedó un rato callado, como si tuviera miedo de decir lo que siguiera, y no entendía porque. - Sabe que eres Ravi, y todo lo que hiciste con tu padre para no estar en la carcel.

Taekwoon respondió a su pregunta mental tan rápido que le costó caer en la realidad, y en lo difícil que se estaba volviendo todo en esos momentos. Debían salir de allí en cuanto antes, su cabeza comenzó a maquinar todo tipo de planes, mientras él le contaba como esa mujer había conseguido tal información.

- Tienes que irte, Wonsik.

- Sabes que no lo voy a hacer. – Le reprendió, no podía pedirle tal cosa imposible. – Y menos sin ti. – Lo agarró de los lados de su cara, odió que hubiera lágrimas, así que se las quitó con los pulgares.

- Me tiene amenazado, y no pienso dejar que te haga nada. – Susurró mientras le colocaba las manos sobre las muñecas, como si lo quisiera apartar, pero en ningún momento lo hizo. – Por favor...

- No. – Se apoyó en él, frente con frente.

- Sólo espérame. – Sintió sus labios chocarse en un beso suplicante.- Prometo que me iré por mi cuenta, escaparé, ya lo hice una vez.

Desde que Wonsik estaba en esa casa, había visto a esa mujer levantarle la mano a Taekwoon más de una vez, gritarle e incluso insultarle. ¿Cómo pretendía que lo dejara solo? Imposible, no estaba dispuesto, le daba igual que en el pasado ya lo hubiera hecho, las cosas eran distintas ahora, estaban juntos y se habían prometido estarlo siempre.

- Vuelve a Seúl... - Insistió de nuevo mientras se apoyaba en su pecho. - Por favor.

- No puedes pedirme eso.

- Por favor. – Repitió apretándole las manos.

- No. – Wonsik levantó la voz porque por primera vez, Taekwoon le estaba poniendo de los nervios. ¿Es que no lo entendía? Volvió a abrir la boca, pero lo interrumpió. – Vamos a salir de esta casa juntos, ya sea hoy, mañana o dentro de mil años.

Y esa última frase hizo que su gatito le regalara una pequeña sonrisa que le demostró que era absolutamente imposible enfadarse con él. Lo abrazó y le encantó sentir también sus brazos alrededor, sabía porque le había pedido tal cosa y a Wonsik le gustaba el motivo. Nunca en la vida volvería a encontrar a nadie que lo quisiera tanto como lo hacía ese chico adorable, así que lucharía por él hasta el final, sin importarle las consecuencias.

Le dio un beso en la coronilla antes de su promesa:

- Encontraremos el modo, gatito. No te preocupes por mí, y solo piensa a que país deberíamos ir para casarnos ¿Vale?

Notó como asentía con la cabeza mientras lo apretaba fuerte, necesitaban encontar a el modo cuanto antes.

....

Acabó sus tareas lo más rápido que pudo para ir en busca de información nueva, ya conocía a la mayoría del personal que trabajaba en la mansión, pero necesitaba mucho más para comenzar a trazar el plan que debería haberse puesto en marcha desde que pisó esa casa por primera vez.

Averiguó que la vigilancia en toda la zona era extrema, y eso suponía muchas dificultades a la hora de huir sin problemas. No había un paso de nadie diera sin que estuviera registrado en una cámara, y ahora Wonsik entendía la manera en la que la madre de Taekwoon había descubierto todo. Se sintió algo estúpido por no haber caído en ello antes, pero no había tiempo para lamentaciones.

Trazó un boceto de la casa, anotando todas las posibilidades que tenían, pero decaía cada vez que aparecía algo que se lo impedía. Suspiró frustrado cuando un reloj emitió dos pitidos, anunciándole que eran las dos de la madrugada. Tenía sueño y odiaba que se le cerraran los ojos cuando tenía cosas más importantes en las que pensar, así que arrugó de nuevo el papel y repitió el plano en otro folio, dispuesto a no rendirse. Algo tenía que haber.

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