Un rato después acabamos de desayunar. Se levantó con los vasos y los platos hacia la cocina. Yo me fui a sentar al sofa. No sabia que hacer ahora. No quería irme sin más y pensara que para mi había sido solo sexo, aunque bueno, realmente era eso. Pero no quería que lo pensara. Por otro lado tampoco quería quedarme e incomodarla o cualquier cosa. Así que salí de dudas.

-¿Quieres hacer algo?- le pregunte cuando se sentó a mi lado en el sofa.
-Lo que quieras.- me dijo mirándome.
-Me apetece quedarme un rato más.- fui sincera.
-No te estoy echando aun Albi.- dijo dándome un suave codazo.

Me tumbe con la cabeza apoyada en sus piernas y las mias estiradas en el sofa. Me puso el pelo detrás de la oreja y acariciaba mi mejilla suavemente.

-Eres tan guapa.- dijo mirándome intensamente cada parte de mi cara. Sonreí como una tonta. ¿Que me estaba pasando?

Cerré los ojos y me dejé llevar por la sensación de sus caricias. Pasaba su pulgar por el contorno de mis labios, seguía las caricias por mi nariz, pasando por mi frente hasta llegar a mi pelo. Nunca había sentido tanto cariño sobre mi. Y ella sin darse cuenta, me lo estaba dando.

Abrí los ojos y la vi mirándome embobada. Era una imagen que quería recordar siempre. Sin pensarlo me levante, quedando sentada en su regazo. Puse mis brazos alrededor de su cuello y me acerqué lentamente a besarla. Ella correspondió mi beso. Era lento y suave. Nuestras lenguas se buscaban desesperadamente, pero calmadas. Acariciaba mi muslo desnudo subiendo por debajo de la camiseta.

-Alba- suspiró contra mi boca con los ojos cerrados.
-¿Que?- le respondí muy bajito volviendo a atrapar sus labios entre los míos.
-Ponte bien.- Me pidió mientras me cogía de la cintura.

Quede sentada encima de ella cos mis piernas a sus lados. Ella subió un poco mi camiseta dejando mi culo descubierto. Sus manos fueron ahi y apretó pegándome a ella. Yo gemí sin querer ante su acción.

-Quiero hacerte disfrutar.- Me dijo pegándome a su cuerpo más si era posible.
-Ya lo haces.- le dije mordiendo suavemente su labio.

Ella acarició mi cadera hasta llegar a mi tripa. Bajo lentamente como esperando aprobación. Yo me separé un poco para facilitarle el acceso. Metió su mano por debajo de mis bragas, haciéndome gruñir al contacto.

-Nat- suspire pegando mi frente a la suya.

Ella movía sus dedos en círculos sobre mi clitoris. Yo movía mis caderas buscando más. Ella lo noto y metió dos dedos dentro y yo gemí más fuerte.

Las dos íbamos al mismo ritmo. Sus dedos y mis caderas se movían a la vez. Ella me miraba fijamente cada reacción de mi cara. Yo veía en sus ojos el deseo que me tenía. Era sincera cuando decía que quería hacerme disfrutar. Cerré los ojos en un momento intenso donde mi orgasmo amenazaba con llegar. Ella empezó a besarme el cuello. A morderlo y chuparlo. Luego debería ir a mirármelo. No quiero ni imaginar como lo tenia. Seguía su trabajo con mi cuello sin bajar el ritmo. Iba a explotar en cualquier momento.

-Me voy a correr.- le dije mirandola.
-Hazlo.- dijo mirándome también. Pase mis manos alrededor de su cuello para moverme con más facilidad.

Mis movimientos eran cada vez más rápidos y sus dedos se curvaban cada vez más, haciendo que me contrajera sin parar. El primer espasmo llegó, acompañando de un gemido ronco. Me corri sin dejar de mirarla. Quería hacerla ver en mi mirada todo lo que me estaba haciendo disfrutar.

Sacó sus dedos de mí y yo apoyé mi frente en la suya cerrando los ojos e intentando normalizar mi respiración.

-¿No me vas a preguntar si me a gustado?- le pregunte sonriendo.
-No me hace falta.- dijo acariciando mi cara.- te lo he visto en los ojos.- mi sonrisa no desaparecía.

Le di un suave beso y me levante. Le tendí la mano para llevármela a la habitación y devolverle lo que acababa de hacerme sentir. Pero mi teléfono empezó a sonar y tuve que ir a contestar.

Pov Natalia.

Que alguien me explique que iba a hacer yo con esta mujer. Me estaba volviendo loca en todos los sentidos. Tenerla a mi lado durmiendo y luego hacerla disfrutar otra vez me estaba quitando vida al mismo tiempo que me la estaba dando.

Había ido a contestar el teléfono. Yo aproveche para acabar de recoger la mesa. Cuando estaba en la cocina entro.

-Me tengo que ir.- me giré a verla. Se lo notaba que no quería irse. Y yo tampoco quería.
-No pasa nada.- intente que sonara real.
-Voy a cambiarme.- se acercó a darme un beso y fue al cuarto.

¿Que iba a pasar apartir de ahora? ¿En que iba a convertirse nuestra "relación"? Muchas preguntas sin respuestas, pero sobretodo miedo. Miedo porque empezaba a sentir más de la cuenta y ella me dejó claro que no quería nada serio. Apareció sacándome de mis pensamientos y la acompañé a la puerta.

-Nada mas pueda te hablo.- Me dijo saliendo por la puerta.
-Vale.- le conteste apoyada.

Se acercó a mi rodeando mi cuello con sus manos. Yo cogí su cintura. Nos besamos lentamente. Se notaba que no queríamos separarnos. Por mi parte sabia por que, pero y ella, ¿porque no quería irse?

El beso se rompió y ella salió por la puerta. Cerré y me eché al sofa. Dios mío cuando vea como tiene el cuello...se la debía. Aun no me creía que hubiera sido capaz de hacer todo lo que había echo. Tener el valor de hace un rato hacérselo en el sofa sin esperarlo. O mirarla fijamente sin sentirme insegura. Estaba descubriendo cosas sobre mí que no sabía y todo por ella. Tenerla así para mi me estaba haciendo enloquecer. Debía de calmarme y no cogerme las cosas tan fuertes, porque sino lo pasaría mal.

Cuando pudiese hablaría con ella para aclarar esto. Que me dijera que era esto para ella y yo claramente decirle que pensaba igual. Conformarme con lo que me quisiera dar. Tanto machaque a Marta por el mismo tema y ahora era yo la cobarde. Pero si con eso conseguía tener a Alba un poco más de tiempo entre mis brazos, pues me valía.

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