Capítulo 37. El caso del violinista: Intercambio.

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POV Narrador.

Wiggins se fijó que Petite se movía levemente, llevaba ya cuatro horas solamente con espasmos. Había abierto los ojos levemente y hablaba sin mucho sentido. Billy pensó que tal vez si le hablaba podía despertarla

- ¿Kastanj? – Susurró Billy - ¿Me puedes escuchar?

- ¿Umm? – Un suave ruido salio de Petite - ¿Sherlock?

-No – Asintió aliviado, al menos no estaba en coma – Sherlock no está aquí.

-Lastima, no está mi Riccio – Billy alzó una ceja – Le puedes decir que lo amo – Wiggins alzó sus cejas.

-Umm, creo que cuando esto pase no querrás que se lo diga – Billy se rio levemente – Unas tres horas más, y dejarás de sentirte así.

-Qué hora es – Pregunto la pequeña.

-La 1 de la mañana – Contesto el rojizo mientras miraba a Bri poniéndose en posición fetal.

***

Sherlock no podía dormir, se sentía demasiado inquieto. Respiro profundo mientras se daba la vuelta en la cama quedando con su vista hacia la puerta de su habitación. Decidió que lo mejor era ir a su palacio mental, pensó que tal vez imaginándose de nuevo en la época victoriana se sentiría un poco más a gusto, sin embargo, para ello necesitaba fantasear drogado. Frunció sus labios. "Intentaré hacerlo sin necesidad de drogarme – Medito un momento mientras se concentraba"

Abrió sus ojos, se encontraba en su habitación con decorado del siglo XIX, sonrió levemente. Estaba satisfecho de regresar donde esperaba encontrar un poco de paz. Se levantó de la cama, donde unas colchas de lana escocesa lo mantenían caliente, camino hacia la ventana, sus pies sintieron la alfombra de color vino que cubría el piso de su habitación, observo su pijama, una camisa manga larga floja de color celeste que hacía juego con su pantalón del mismo color. No era demasiado tarde.

La niebla comenzaba a despejarse de las calles pedregosas de Londres, y las lámparas empezaban a ser apagadas por los encargados, dejando que la luz del astro mayor se apoderada del centro de Inglaterra. Un ruido hizo que el azabache se diera vuelta, para quedarse estático de nuevo, ahí estaba con un vestido de color verde en la tela superior que tenía un corpiño liso con decoración de 4 botones y mangas cortas, además de que en el talle del vestido había un chongo perfectamente hecho, para dejar paso a una falda extensa en forma de "A" que en sus laterales tenía parte de tela verde dando un efecto más pronunciado a los volantes de color blanco.

-Buenos días Riccio – susurró ella con una sonrisa en sus labios, su cabello venia recogido en un peinado alto que le hacía ver más largo su cuello y perfilaba su rostro – Pensé que no te levantarías temprano hoy.

-Yo... -Susurró confundido Sherlock mientras la observaba - Perdóname Bri, pero ¿Qué haces en el cuarto?

-Ella alzó una ceja – Vine a verte – Sherlock pestañeo levemente, mientras ella se acercaba, hasta llegar a él y darle un beso tierno en los labios – Ven, hay que ir a comer, cámbiate.

-Él asintió confundido, paso sus manos por su rostro – Auch – Susurró al sentir que algo le rayo levemente el rostro. Se mareo ligeramente, en su dedo anular de la mano izquierda un anillo de oro se presentaba – Estoy casado – Trago grueso, frunció su ceño, no entendía cómo es que en su palacio mental estaba casado - ¿Con quién estoy casado? – Él se cambió, se puso una camisa de color blanco, un chaleco de un color gris que solo tenía dos botones en la parte inferior, se puso un pantalón color negro junto a unos zapatos de vestir de charol.

My Deception (Sherlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora