Se rieron todas, dándome la razón después.

— Espero que estés bien después de lo de ayer —dijo Lucy con un tono comprensivo.

— Estoy bien. La vida de Lauren ya no es de mi incumbencia. Solo quiero ser feliz y pasar página —dije con mucha sinceridad.

Ellas seguían sin saber que ella me había engañado, así que no podía decir mucho al respecto.

Unos minutos después llegaron Normani y Vero. Y, por último, vimos a Lauren en el coche de aquella chica rubia. Se despidió dándole un beso en la mejilla y se bajó del auto para dirigirse hacia nosotras.

— Buenos días, chicas —dijo, y todas devolvieron el saludo menos yo.

Sé que ella me miró por unos segundos, pero la ignoré. Seguimos hablando entre todas un rato más hasta que ya fue hora de que cada una se fuera a su rrespectiva clase.

Las horas se pasaron rápido por suerte. No sabía si las demás ya habían salido de clases. Pero avisé que estaría en la cafetería.

Me senté en una mesa vacía cuando llegué y revisé algunas cosas en mi móvil.

— Hola, Camila —dijo alguien que me hizo levantar la cabeza para ver quien era.

— ¡Keana! —exclamé feliz de verla, levantándome de la silla en la que estaba sentada para saludarla.

— Veo que ya estás mucho mejor —dijo, dándome un pequeño abrazo.

— Sí, lo estoy —dije con una sonrisa —. Vamos, siéntate.

— Sé que Lauren ya ha vuelto y que al final no la secuestraron —comentó, sentándose a mi lado.

— Sí, ya está de vuelta —dije, pensando si ella sabría que ella y yo habíamos terminado —. ¿Te dijo su familia sobre que pasó en realidad?

— Me dijeron que se fue de vacaciones con una amiga o algo así. No hablaron mucho de ello —dijo, y yo asentí con la cabeza.

— Ya no estamos juntas —dije directamente.

— ¿Por qué? —preguntó con el ceño fruncido.

— Esa chica con la que se fue de vacaciones no era solo una amiga —resumí, dándole a entender por qué razón terminó todo.

Ella se quedó en silencio por unos segundos. Supongo que no sabía que decir al respecto. Ellas se conocían, pero solo habían hablado un par de veces.

— Lo siento, Camila. Espero que estés bien —dijo, poniendo una de sus manos sobre la mía.

— Estoy bien. Gracias por preocuparte —dije sonriendo.

— ¿Podrías confiar en mi? —preguntó cambiando de tema.

— ¿Por qué lo preguntas? —fruncí el ceño.

— Me gustaría que confiaras en mi. Intento cuidarte de la mejor manera que puedo —dijo agarrando mi otra mano para juntarla con la otra.

Nuestras manos estaban juntas y cualquiera que nos viera podría malinterpretarlo, pero no le di importancia.

— Nos conocemos de hace poco y quizás no hablamos tanto, pero me inspiras confianza. Además, te has preocupado por mi durante las últimas semanas y te lo agradezco —dije siendo sincera, y haciendo que ella sonriera.

— No tienes porqué agradecérmelo —dijo con su tono amable de siempre.

La puerta de la cafetería se abrió y desvié mi mirada por inercia para ver quien o quienes entraban. Eran Lauren y Vero. Sus ojos se posaron en nosotras, sobre todo en nuestras manos unidas encima de la mesa.

Separamos nuestras manos para que no malpensaran. Después vimos como ellas venían a nuestra mesa.

— Hace tiempo que no te veía, Keana —dijo Vero cuando llegaron a nuestra mesa, y le dio un abrazo.

— Sí, he estado bastante ocupada —dijo, devolviéndole el abrazo.

— Hey, Camila —me saludó después Vero, y la saludé de vuelta.

Lauren estaba seria, y parecía molesta por algo. Quizás no le gustó verme con Keana, pero lo dudo.

— Lauren, ¿cómo estás? —dijo Keana con una sonrisa.

— Bien —respondió seria —. Llevaba tiempo sin verte.

— Lo sé, pero ahora podemos vernos más —dijo Keana, recostándose en el respaldo de la silla.

Lauren se sentó en la silla que estaba libre a mi lado, y Vero al lado de Keana.

— Sí, porque parece que te llevas bien con Camila —comentó Vero, mirándome brevemente.

— Estás últimas semanas nos hemos ido conociendo —dijo Keana, sonriéndome.

— Sí, nos llevamos bien —dije, devolviéndole la sonrisa a Keana, viendo de reojo como Lauren nos miraba frunciendo el ceño.

Keana le preguntó a Vero como iban sus clases, y se pusieron a hablar de los profesores y de las asignaturas que eran más complicadas en sus carreras.

— Tenemos que hablar —dijo Lauren en un tono bajo, mirándome con aquellos ojos verdes que siempre me han gustado.

— ¿De qué? —pregunté seria.

— Sobre lo de ayer —respondió, acercándose más a mi.

— ¿No crees que debiste hablar conmigo antes? —pregunté, intentando no sonar muy enfadada.

— Lo sé —dijo con un suspiro —. ¿Podemos hablar antes de que te vayas a casa?

Me quedé en silencio intentando decidir si debía o no hablar con ella. Pero no pude tomar una decisión porque Keana nos interrumpió.

— Camila, ¿te apatece ir a comer conmigo? —preguntó Keana, haciendo que Lauren volviera a parecer molesta.

— Sí, estaría bien. Además, tengo mucha hambre —dije con una sonrisa.

No iba a hablar con Lauren. Quería tener un día tranquilo, así que ya hablaría con ella otro día.

— Entonces vámonos —dijo con una pequeña risa.

— Bueno, chicas, ya hablaremos más otro día —se despidió Keana de Vero y Lauren.

— Despediros de las demás de mi parte, por favor —dije, levantándome de la silla en la que estaba —. Nos vemos mañana.

Keana y yo salimos de la cafetería, y nos dirigimos a mi coche para irnos a comer a un restaurante.

Loving You Despite The Obstacles | CAMRENWhere stories live. Discover now