—¡No tienes por qué ser tan grosero!

—¡Y tú tienes que dejar de ser tan dramática!

—¡Mi hermana está intentando asesinarme y mi amiga desapareció! ¿Cómo rayos esperas que esté?

—No pasará nada —dijo apuntando su arma fijamente a la puerta.

—¿Cómo lo sabes? —pregunté un poco confundida.

—To te cuidaré ¿Está bien? —dijo mirándome.

—Bien —traté de calmarme un poco.

Escuchamos varios pasos de personas corriendo de un lado al otro y eso me coloca demasiado nerviosa, Jack camina hacia la puerta y se apoya a esta para escuchar algo, su teléfono comienza a sonar y él contesta rápidamente.

—Bien —solo contestó eso para después colgar—. Agarraron al idiota tratando de escapar por el parqueadero, se quedó sin balas.

—Quiero saber quién es y de donde trajo esas flores.

—Eso no se puede.

—¡Tienes que decírmelo!

—Y volvemos a los gritos —dijo frustrado mientras guarda su arma—. No tengo ninguna obligación de decirte nada ya que la investigación apenas va a comenzar.

—Pero quiero estar ahí en la interrogación.

—No puedes —dijo él quitando el seguro.

—Lo necesito... en serio, estoy harta, estoy harta de mi hermana, estoy harta de que me intente matar, estoy harta de no poder vivir tranquila con mis hijos y mi esposo porque ella buscará la forma de hacerme la vida imposible y estoy harta de estar en este maldito hospital.

—Oye —se acercó a mí—. Entiendo que estás harta pero ¿Tú crees que yo no estoy harto de esperar allá afuera como un perro? ¿Tú crees que yo no estoy harto de hacer cosas que se supone tu esposo o alguien de tu familia debería hacer? ¡Claro que lo estoy! Pero tenemos que hacerlo, tu por tu hijo y yo por tu esposo.

—¿Por qué simplemente no te vas y dejas las cosas así?

—¡Eso no!

—¿Por qué no? ¿Acaso no tienes familia o alguien más a quien vigilar?

—No, no tengo familia, mi madre murió de cáncer y mi padre murió por sobredosis, no tengo esposa y mucho menos hijos así que... muy a diferencia de ti no tengo nada que perder.

—¿Y por qué a mi esposo? tantos narcotraficantes y criminales en este mundo... ¿Por qué a él?

—Supongo que es porque fue el primer nombre que salió en la lista...

—¿Seguro que es por eso?

—No tengo nada en contra de tu esposo o de tu familia... pero su cabeza me podría dar las vacaciones que quiero.

—Eres un egoísta.

—Sí, lo soy, no me ofenderás nunca con eso.

—No me digas, eres de los que se ofende si les dicen que hace mal su trabajo.

—Exactamente, y amo demasiado mi trabajo como para aceptar que alguien me diga que lo hago mal.

Iba a responder cuando alguien toca la puerta, Jack se aleja de mí y se acerca a la puerta, cuando la abre una muy pálida Irina aparece, se sienta a mi lado y suelta un suspiro.

—Eso fue horrible —dijo tomando algo de agua—, ¿Qué es eso que está en el piso? —preguntó señalando la gran mancha negra donde se suponía que habían flores.

—Mi hermana me mandó un regalo —le contesté con seriedad.

Su rostro cambia por completo.

—Tendremos que trasladarte —dijo ella colocándose de pie.

—Eso no será necesario —Jack apoyó su cuerpo al marco de la puerta—. Ya el hospital está vigilado y nada ni nadie entrará o saldrá de esta habitación sin mi autorización.

—¿Quién te crees que eres? —preguntó Irina ofendida.

—Yo soy el detective Jack Stanley.

—Sí, eso ya me quedó muy claro pero no confió en ti —murmuró Irina con recelo.

—Y yo tampoco en usted, ni en ella —me señaló.

—Estás en toda tu libertad de irte a tu casa —le espeté.

—Ya te explique que eso no se podrá.

—¿Por qué no sales a fumar? —le sugirió Irina.

—Buena idea —dijo meneando la cabeza.

Abre la puerta y sale, en el momento en que quedamos las dos solas Irina corre para cerrarla con seguro.

—Para que no vuelva a entrar ese idiota.

—¿Hablaste con James? —pregunté con ansias.

—Sí —Irina empezó a jugar con sus dedos—. Me dijo que la familia irá a la fiesta...

—¡No puede ser!

—Y quiere que yo vaya.

—¿Y Dean qué dijo?

—Dean no quiere que vayas...

—¿Qué? ¿Por qué? Faltan como diez días y yo estaré mejor.

—Cariño la verdad no lo sé, y la verdad no quiero meterme en esto.

—Está bien —me arrojé a la cama—, pero siento que... que ya no puedo más —dejo que las lágrimas salgan—. Irina me siento tan sola... siento que mi vida no va hacia ningún lado y mis hijos están pagando las consecuencias.

—No sé qué decirte nena...

—¿Qué debo hacer? —le pregunté limpiándome las lágrimas.

—Espera a que el bebé esté bien y ayuda a Dean con esto.

—¿Y cómo ayudarlo?

—No lo sé —mi amiga soltó un suspiro—. ¿Y si le preguntas?

—¿Qué?

—¿Cuánto quiere el policía idiota para que se aleje de ustedes?

—No creo que funcione...

—Inténtalo, no perderás nada.

—Que me arresten por tratar de sobornar a un policía, solo eso.

—Aún así inténtalo, él se lleva mejor contigo que conmigo y eso está claro.

—Bien, lo intentaré, ahora quiero dormir.

—Bien nena, entonces iré a casa a ducharme.

—¡Por cierto! Meiling que ya tiene ropa y sábanas limpias para que traigas.

—¡Perfecto!

Después de que Irina sale prácticamente caigo como roca, estoy agotada aunque no se porqué.

fuertes lazos Where stories live. Discover now