62 | LET'S HAVE FUN

4K 363 139
                                    

VAMOS A DIVERTIRNOS. 

•••

La puerta de la habitación del Santuario en la que Negan me había encerrado se abrió de golpe y yo dejé de rebuscar los cajones para buscar algo afilado con lo que poder defenderme y así huir de la fábrica habitada por los Salvadores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La puerta de la habitación del Santuario en la que Negan me había encerrado se abrió de golpe y yo dejé de rebuscar los cajones para buscar algo afilado con lo que poder defenderme y así huir de la fábrica habitada por los Salvadores.

Había llegado alrededor de una hora después de marchar del claro del bosque. Mi nariz y mis ojos aún ardían a causa del llanto.

Nada más llegar Negan me arrastró hacia el piso de arriba donde me abrió la puerta de una lujosa habitación, encerrándome en su interior, donde pude llorar por lo que deduje que sería una media hora aproximadamente hasta que me puse en pie y me obligué a mi misma a buscar una solución al problema.

—Ponte esto —Negan me lanzó ropa de color negro, la cual aterrizó a mis pies porque no me molesté en estirar los brazos para atraparla—. Y esto —lanzó unos zapatos.

—No —me negué mirándole fijamente.

Negan pasó su mano derecha por su barbilla, rascando su barba y después se apoyó en el marco de la puerta y asintió.

—Sí. Vas a ponerte eso y vas a salir de la habitación.

—No.

—Claro que lo harás. O iré a Alexandria y volveré en menos de media hora con la cabeza de tu novio en una bolsa.

Me tensé ligeramente y lentamente agarré la ropa que había a mis pies. Arrugué la prenda entre mis brazos, apretándola con rabia y miré a Negan, a punto de echarme a llorar por un motivo que desconocía.

—Bien —él asintió—. No puedo dejar que una chica tan joven se pudra en una celda. Así que aunque no hagas nada, te pondrás eso y convivirás con otras mujeres.

—¿Otras mujeres? —le miré—. ¿Como esas que estaban en una sala pequeña? ¿Esas a las que consideras tus muchas mujeres?

Miré firmemente a Negan, tirando de la tela que formaba la prenda diversas veces para tratar de tranquilizarme.

Él sonrió cínicamente y asintió con lentitud con su cabeza, mientras movía el bate de izquierda a derecha y de derecha a izquierda.

—Eres una chica muy lista, Hela.

—Antes prefiero pudrirme en uno de tus calabozos —escupí arrugando el que ahora sabía que es un vestido y lanzándolo contra el suelo.

Negan soltó una risa ronca y se acercó a mí. Cogió el vestido, lo estiró y volvió a sonreír de la misma manera.

—No lo pongo en duda, pero estoy seguro de que no quieres que mate a Carl. Así que coge el vestido y póntelo —lo dejó sobre mis manos—. Tienes cinco minutos.

Dinastía │ Carl Grimes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora