6O | A TRAGIC LOVE STORY

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UNA TRÁGICA HISTORIA DE AMOR. 

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Seguí al castaño por las calles de Alexandria, unos pasos por detrás de él

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Seguí al castaño por las calles de Alexandria, unos pasos por detrás de él. Estaba preocupada por el plan que todos habían elaborado para llevar a Maggie a Hilltop debido a complicaciones por el embarazo.

—Necesito que te quedes aquí y protejas este sitio, también a Judith —Carl me miró entrelazando sus manos con las mías.

—Carl... —suspiré—. De verdad que quiero ir con vosotros. Glenn no está y quiero apoyar a Maggie.

—No. Hilltop está demasiado lejos —dijo mirándome.

Ambos habíamos parado en medio de la calle, a escasos metros de la caravana.

Apreté mis labios y bajé la cabeza mientras movía en círculos la arena que había en la calle con la puntera de mis botas.

—Esos Salvadores están por ahí afuera. Dispuestos a hacernos daño —Carl retiró un mechón de pelo de mi rostro—. Ya viste lo que le hicieron a Denise. O lo que casi le hacen a Daryl, a Abraham, a Rosita, a Carol o a Maggie.

Bajé mi mirada y a los pocos segundos Carl alzó mi mentón con lentitud provocando que su vista se clavase sobre mis ojos.

—¿Y si no vuelves? —balbuceé—. ¿Cómo se supone que seguiré adelante si tú no estás conmigo?

—Hela Williams —Carl juntó su frente con la mía sin dejar de coger mis manos—. Volveré. Estaré aquí mañana por la tarde.

—Quédate conmigo, no vayas a esa salida —supliqué—. Por favor.

Carl negó con la cabeza acariciando mis mejillas con sus pulgares y yo miré su único y precioso ojo azul.

—Mi padre me ha pedido que vaya con él, necesita ayuda con el tema de Maggie debido a la ausencia de Glenn, Michonne y Daryl —explicó con voz suave—. Cuida de Judith por mí, ¿vale?

Cerré mis ojos y asentí con la cabeza lentamente. Rodeé el cuello del castaño cuando sus labios se posaron sobre los míos a la par que sus manos agarraban mi cintura con suavidad.

—Ten mucho cuidado —dije entre besos—. Por favor.

Carl se separó de mi rostro y sonrió levemente sin mostrarme los dientes mientras acariciaba mi cabeza con su mano izquierda.

—Lo tendré —afirmó—. Nos vemos mañana, ¿vale?

—Vale —murmuré con un fino hilo de voz.

El ojiazul volvió a acercarse a mi rostro y yo alcé mi cabeza para besarle. Tras un par de segundos el
castaño se separó de mis labios y me dirigió una sonrisa.

La correspondí al cabo de unos dos segundos y Carl avanzó hacia la puerta de la caravana, dónde le esperaba Rick, quien probablemente nos hubiera estado mirando mientras manteníamos una conversación.

Dinastía │ Carl Grimes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora