Capitulo 30: Un final inesperado, parte I

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Un final inesperado.


Esto apenas estaba empezando...

Cristian.

Aún nos encontrábamos en el vestidor del equipo de futbol y Sebastián había empezado a hacerme sexo oral, su lengua recorría cada parte de mi miembro: subía, bajaba, lamía, chupaba, simplemente me sentía en el cielo.

- Seb, para ser la primera vez que haces esto, eres muy bueno- dije en medio de pequeños gemidos que salían de mi boca.

- Bueno, supongo que es parecido a comer un cono de helado, sólo que este es caliente- me respondió con una voz seductora.

Continuó con la felación durante unos cuantos minutos, sentía la necesidad de penetrarlo, de hacerlo mío, que nuestros cuerpos y nuestras almas se unieran al son de una melodía apasionada y que hasta lo mas ínfimo de nuestros espíritus se conectaran.

- Seb, quiero hacerlo- me miró fijamente y vi cómo se levantó del suelo y se dirigió hacia su casillero, saco su pantalón y luego su cartera.

- ¿Qué estás buscando? - pregunté un poco confundido- aún no hemos terminado como para que me des mi paga. El sólo río y sacó un par de condones de su billetera.

- Busco el globo Criss, tú sabes, sin globo no hay fiesta.

Eso me provocó mucha risa, Sebastián y su típico humor sacado de onda.

Una vez mas se agachó y lamió mi miembro hasta dejarlo mas duro que una roca, me puso el condón y me pregunto:

- ¿Estás preparado para esto? - no le contesté, solo lo "tiré" al suelo y lo puse en "cuatro" me acerqué a su gran trasero, era blanco como la porcelana, grande, duro y redondo.

- ¡Qué buen culo tienes! – Seb iba a decir algo, pero fue callado de golpe por el placer, ya que empecé a dilatarlo, después de todo era la primera vez que iba a ser penetrado y no quería hacerle mucho daño. O tal vez sí.

- Cristian, ¡estoy muy excitado, mételo ya!- y lo obedecí, introduje suavemente la cabeza de mi pene, lo hice con suavidad y ternura, él se estremeció ante eso, y empezó a soltar pequeños chillidos.

- ¿Estás bien? ¿Quieres que pare?

- No, está bien, me duele un poco pero no importa, solo tendré que acostumbrarme.

Seguí introduciendo mi miembro hasta que estuvo por completo dentro de él, quería hacerlo con amor, con ternura y sensibilidad, pero...

Sebastián.

Me dio como a rata en balde, como cajón que no cierra, como a Gillette en lavamanos, ¡Ese hijo de puta me iba a romper en dos!

- Cristian, son 21 centímetros de carne dentro de mí y me estás embistiendo como toro a torero- le dije entre gemidos en plena carnicería, el sólo río emocionado, parecía un niño jugando su juego favorito con su juguete favorito.

Era doloso, pero me gustaba la idea de que el estuviese dentro de mí. Para mi el sexo siempre ha sido una forma de conectarse a cabalidad con el ser amado, no sólo son sus cuerpos los que se unen, sino también sus almas, sus espíritus y sus mentes. Aunque en ese momento no estaba pensado en eso ya que el estaba prácticamente "rompiéndome el culo"

- Oh Sebastián ¿porque no hice esto desde el primer día en que te vi? es tan rico, tu eres tan rico- me decía al tiempo de que sus embestidas iban acrecentándose. Sacó su miembro de mi y me levanto del piso.

GRAVEDAD (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora