Capitulo 1: Mudanza

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Sebastián.

Era sábado por la mañana, estaba en mi habitación arreglando las maletas para lo que sería un largo viaje a mi nuevo hogar, Houston Texas.

Mi padre era un arquitecto no muy reconocido de San Francisco y por consiguiente no teníamos mucho dinero, sólo lo suficiente para vivir en una casa de dos habitaciones con una cocina pequeña, dos baños y algunos muebles, nada lujoso. Mi padre es una de esos tipos que salen a la calle y saludan a un millón de personas y una de esas, un viejo amigo de la escuela, le ofreció un mejor empleo en una firma de arquitectos en el estado de Texas a lo cual mi padre, obviamente, aceptó.

Una vez lista mi maleta salí con cierto aire de melancolía de mi pequeña pero acogedora casa, dirigiéndome hacia el auto de mi padre que estaba aparcado enfrente.

- ¿Todo listo? -preguntó mi padre ayudándome a meter la maleta en el baúl del coche.

-Si papá todo listo- respondí sin muchos ánimos.

- Oh hijo sé que es difícil para ti dejar la escuela y a todos tus amigos pero verás que te gustará tu nueva casa y tu nueva escuela y que muy pronto serás el chico popular, sociable y aplicado de siempre- respondió papá.

Y bueno Ciertamente soy un chico al que le es fácil hacer amigos a pesar de no ser un niño rico. Soy atractivo, atlético, me va bien con las chicas y además soy increíblemente inteligente, así que no me sentía del todo nervioso por eso de entrar a otra escuela.

-Si papá lo sé - respondí un poco más animado - ya vámonos.

Una vez dentro del auto junto con Alisa mi hermana melliza, mamá, y papá manejando rumbo a nuestro nuevo destino, me coloqué mis auriculares y empecé a recordar cada uno de los buenos momentos junto con mis amigos de la escuela , cada una de las bromas que le jugamos a los profesores y cada una de las experiencias que viví en esta ciudad que tanto extrañaría ; cerré los ojos y lentamente me quedé dormido.

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-Despierta tonto ya llegamos- dijo Alisa despertándome de un golpe el brazo.

Cuando miré por la ventana pude ver una ciudad grande, llena de edificios y de gente caminando por aquí y por allá, tenía además muchos parques y zonas verdes perfectas para hacer ejercicio o ir a caminar un rato.

-Ya estamos llegando a nuestra nueva casa- dijo papá animado desde el volante.

Estaba entusiasmado en conocer cuál sería nuestra nueva casa , según lo que escuché el amigo de mi padre no solo le había ofrecido empleo sino también una casa que él mismo hizo pero que nunca pudo vender, a lo cual mi padre obviamente, también aceptó. Estábamos llegando a lo que parecía ser los suburbios de la ciudad, las casas eran cada vez más grandes, lindas y ostentosas. Hasta que mi padre se detuvo en la que se supone era nuestra nueva casa. Era color blanco con una enorme puerta color caoba, de dos plantas y ventanales grandes, y un hermoso jardín con flores de distintos tipos.

-Nada mal- pensé.

Vi a mi padre bajar del auto y abrir el baúl dispuesto a sacar las maletas, mientras mi madre y mi hermana estaban casi gritando por la emoción de vivir en una casa y un barrio de gente asalariada. Bajé del auto y me dispuse también a ayudar a mi padre con las maletas al tiempo que Alisa y mi madre entraban a la casa y miraban con la boca abierta el interior de esta.

Por dentro la casa también era muy hermosa. Tenía pisos de madera oscura, paredes blancas, una hermosa y espaciosa cocina con una isla de lo que parecía era mármol, electrodomésticos de acero inoxidable y una parrilla en el patio. También tenía una amplia y bien decorada sala de estar con muebles de color negro y una gran pantalla plana con sonido incrustado en el techo, el cual también tenía molduras decorativas. En verdad era una hermosa casa, digna de haber sido hecha por un buen arquitecto.

Una vez mi padre y yo metimos todas las maletas en la casa, subí a la segunda planta a elegir el que sería mi cuarto. Me sorprendí al ver que había cuatro cuartos en la segunda planta, bueno en realidad tres porque ya mi hermana había elegido el suyo. Caminé por el pasillo abriendo las puertas de los cuartos que aún estaban vacíos y al final opté por quedarme con el que daba a la calle ya que era grande y con un gran balcón de madera.

Una vez desempaqué todas mis pertenencias, me dirigí al baño que quedaba al otro lado del pasillo. Me quité la ropa y me di una larga ducha, me amarré la toalla a la cintura y me fui a mi cuarto, me puse un bóxer y me acosté a descansar un rato ya que estaba exhausto.

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-Hijo ven a comer- escuché a mamá decir del otro lado de la puerta despertándome.

-Ya voy mamá-respondí

Bajé y me senté en la mesa al lado de mi hermana que según parecía también había estado durmiendo. Comimos y mantuvimos una grata charla de lo que se nos venía en esta nueva ciudad.

Ciertamente somos una familia unida, siempre resolvemos los problemas de una manera pacífica y tomamos las decisiones teniendo en cuenta la opinión de todos nosotros.

-Bueno chicos ya es hora de irse a la cama-dijo mamá recogiendo los platos de la mesa.

-Está bien mamá- dijimos al unísono mi hermana y yo.

Ambos subimos las escaleras y nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones. Me acosté en mi cama (que por cierto era muy cómoda) miré al techo y empecé a pensar acerca de cómo sería mi nueva vida en esta nueva ciudad, de cómo sería estudiar en una escuela para gente "rica" y de si sería igual de popular como lo era antes en mi antigua escuela. En medio de mis pensamientos y sin darme cuenta me quedé profundamente dormido esperando que todo saliera bien.

GRAVEDAD (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora