26. Indescriptible

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Hakyeon solo enrojeció y lo vio andar como un león hacia su presa, no iba muy mal desencaminado pues segundos después fue atrapado por su boca. Se besaron como si no lo hubieran hecho durante la noche, él solo pudo corresponder y nunca admitiría que odió tener que parar.

- Jaehwan, me tengo que ir es muy tarde. – Dijo poniendo las manos sobre sus hombros, luego lo vio sonreír.

- ¿Comemos juntos?

- No sé si podré, tengo trabajo acumulado. Además necesito hablar con Taekwoon de muchas cosas.

No era ninguna mentira, se había dejado informes sin terminar del año pasado, y únicamente había conversado con su amigo por mensaje, y no era lo mismo desahogarse por palabras que en persona. Notó su cara de decepción, pero era adorable el modo en el que puso su boca en forma de puchero, quiso comérselo en ese instante, pero debía controlarse.

- Podemos... - Carraspeó tímido y mirando a otro lado. – Cenar juntos, si quieres.

- ¡Trato hecho!

Ahora era su sonrisa la que iluminaba su cara, eso le gustó mucho más. Sintió una leve presión en sus labios de nuevo para luego verlo irse con tranquilidad, Hakyeon suspiró en cuanto cerró la puerta a su espalda con sus latidos acelerados.

Esto no está bien, pensó.

...

- ¿¡Qué es eso de que estás con cuarenta de fiebre, Jung Taekwoon!? – Le gritó a través del teléfono.

- Supongo que son las consecuencias de una confesión amorosa bajo la lluvia. ¿No es romántico? – Lo pudo imaginar sonriendo como un loco, y sonrojado no solo por su alta temperatura corporal.

- Solo lo será si el causante de eso está en las mismas condiciones que tú.

- Cuando llegue a mi casa lo averiguaré. – Se escuchó un timbre sonar. – Aquí está, te dejo Yeonie, si mañana me encuentro mejor volveré al trabajo. - Y le colgó dejándolo con la palabra en la boca.

Hakyeon nunca imaginó ver a su amigo consumido por la locura del amor, y que le afectase de tal manera. Había pasado de ser un chico tímido y responsable que nunca había experimentado una relación física, a alguien que le había confesado que hacerlo sobre una mesa medio rota era algo que tenía que probar por obligación.

Escuchó atento la historia que le contaba su amigo por teléfono, con la voz nasal a causa del resfriado, mientras se dirigía al trabajo. Le pareció algo insólita, pero le divirtió mucho la parte en la que su hermana los pilló en mitad de algo que dejaron para cuando estuvieran a solas. No le fue complicado imaginar a Taekwoon explicando a Sora, y completamente rojo, por qué habían dormido juntos, aunque ésta ya tenía una ligera idea de lo que estaba pasando entre ellos.

La verdad, le había fastidiado bastante que no fuese a trabajar, Hakyeon necesitaba desahogarse con alguien, y quien mejor que él para aclararle lo que sentía y que al menos le diera una pista con lo que debía hacer sin dañar a nadie, sobre todo a Jaerin.

Ella era una mujer maravillosa, simpática y agradable, cualquier hombre se sentiría dichoso de estar a su lado y dedicarle todo el tiempo del mundo, y Hakyeon lo hacía, pero aunque sus ojos la miraran, su mente viajaba a aquel ser que tanto se le parecía, y tal vez fuera ese el motivo por el que Jaerin le atrajo desde el primer día.

Decidió seguir con su jornada de trabajo para dejar de pensar en el tema, organizó todos los informes atrasados, llamó a los de contabilidad para consultar alguna duda sobre las nóminas y terminó por reescribir algunos contratos por orden directa de la dirección. Por suerte todo aquello lo mantuvo entretenido, y cuando se dio cuenta ya era la hora de comer, aunque no tenía hambre. Notó vibrar su teléfono en el bolsillo, tenía mensajes de dos personas diferentes y no sabía cómo responderles, pues una era una invitación a comer por parte de Jaeri y la otra una insinuación indecente al llegar a su casa. Por supuesto le llamaba más la atención la segunda, pero la correcta era la primera, así que se decantó por ella e ignoró, con mucha fuerza de voluntad, la de Jaehwan.

Media hora más tarde, Hakyeon besó los labios de su novia que llegaba con un abrigo grueso, debido a las bajas temperaturas de la calle. Se sonrieron y pidieron los platos que más les apeteció de la carta, conversaron de cosas triviales y terminaron por decidir que musical verían ese fin de semana, pues ambos tenían ganas de asistir a uno, así que se decantaron por el más reciente. Después de la velada, se despidieron para volver al trabajo y quedaron en verse al día siguiente, cuando Hakyeon fuera a buscar a sus sobrinos a la guardería.

Todos esos actos eran en los que debería centrarse, y así con el tiempo llegaría a algo más, se llevaría a Jaerin a un buen restaurante y allí pediría su mano, luego daría la noticia a la familia y entonces comenzaría una nueva vida, una en la que sus padres estarían orgullosos de él, pues al fin había sentado la cabeza.

Pero toda esa historia tenía un hilo suelto que sería difícil ajustarlo, pues Jaehwan seguía siendo el hermano gemelo de Jaerin, y sí o sí estaría en cada acto familiar, seguiría viviendo en la casa contraria y continuaría atrayéndole como el primer día.

Por todo ello, Hakyeon debía tomar una decisión, y no le estaba resultando nada fácil cuando la que escogía su corazón, decepcionaría a su familia, y la correcta era la que dañaría a Jaehwan. Y en el momento en el que picó a su puerta después del trabajo, se guio por lo que sentía su cuerpo y se abrazó a él, odiándose a sí mismo.

Quiso disfrutar de sus besos una vez más para así recordarlos, colgó la llamada de su madre en ese instante, y apagó el móvil, ya tendría tiempo de hablar con ella después de aquello. Se agarró fuerte a su cuello mientras Jaehwan lo agarraba de las nalgas, para poder rodear su cadera con las piernas y ser guiado hasta la cama de su vecino.

Se dejó quitar la camisa con fuerza, notó como alguno de sus botones volaba por los aires, pero no le importó, después de entregarse a él por última vez perdería mucho más. Gimió al sentir su lengua sobre sus pequeños pezones marrones, y acarició su pelo suave mientras lo hacía. Con todo aquello, no tardaron en terminar desnudos y sudados, el uno sobre el otro y con las manos entrelazadas.

Gritó su nombre sin cuidado, la sensación de ser inundado por un hombre nunca había sido tan satisfactoria, y llegó al clímax sin vergüenza ninguna, siendo él mismo. Un Hakyeon del que se despediría en cuando recobrara el sentido, para dar la bienvenida al hombre que todos querían que fuera.

Quiso llorar en cuanto Jaehwan lo abrazó contra su pecho, escuchó sus latidos igual de rápidos que los suyos, quería que el tiempo se detuviera. Desde que se conocieron la sensación de estar juntos era indescriptible, por mucho que lo negara al principio. Deseó ese mundo perfecto en el que despertaba siempre a su lado, con una sonrisa en la cara, y no aquel en el que se veia obligado a decir la dolorosa frase que todo el mundo temía, pero que en esos momentos era necesaria para poder arrancar.

- Jaehwan, tenemos que hablar.

❤👨🏻‍💻👨‍💼❤

😭😭Lo siento Yeonie! Después de tanta cursileria, va y me sale esto! Voy a remediarlo en cuanto antes!

Siento la tardanza! 😣

Besitoss😘😘

Tu toque de ColorWhere stories live. Discover now