Capitulo 18: Ese maldito bikini rojo.

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Capitulo 18: Ese maldito bikini rojo.

Me desperté, como usualmente lo hacen las protagonistas de esas historias cliché de Wattpad, por los rayos del sol filtrándose por mi ventana. ¿La diferencia? Estaba segura que mi cara daba asco, mi pelo podría albergar siete pájaros juntos y me desperté con la resaca más grande de toda la existencia. Buena tal vez exageré un poco con lo último, pero si una resaca bastante grande.

Con lo que no contaba, era despertar sobre otro ser humano.

Miré hacia arriba aún con mi mirada algo nublada por el sueño, y pude medio identificar al idiota de mis pesadillas (¿o sueños?). Su brazo izquierdo pasaba por debajo de mi cuerpo y abrazaba con fuerza mi cintura mientras que su mano derecha se encontraba sobre mi brazo que pasaba sobre su pecho. Mi cabeza seguía apoyada en este y nuestras piernas estaban enredadas.

Si lo vemos a él, desperté con la apariencia de un ogro. Se veía pacífico, con sus rosados labios entre abiertos, tentadores. Algunos mechones rebeldes de su cabello claro bajaban por su frente y estaban tan largos que algunos rozaban sus pestañas. Su agarre fuerte no había disminuido a pesar de haberme movido un poco.

Probablemente debería estar volviéndome loca, gritando como una maniática por encontrar a Liam en mi cama conmigo, pero su paz era contagiosa, y entre el calor de su cuerpo y de los rayos que se colaban por mi entreabierta ventana, me sentí demasiado bien. Tanto que volví a quedarme dormida.

——

Esta vez desperté por unas caricias en mi antebrazo. Me acurruqué como una niña al cuerpo cerrando mis ojos nuevamente. Escuché una risita ronca adorable que me hizo sonreír a mi también. Cuando abrí los ojos miré hacia arriba y esos ojos azules me observaban atentamente.

- Buenas días, bella durmiente. - su voz era un tanto burlona pero más que nada dulce.

- Buenos días. - respondí bostezando. - ¿Qué hora es?

- Son las dos de la tarde.

- ¿QUÉ? - me exalté. - MI FAMILIA YA DEBE ESTAR DESPIERTA, VAN A MATARME.

- De hecho, tu mamá entró hace un rato.

- ¿Y POR QUÉ ESTÁS TAN TRANQUILO?

- Porque sólo sonrió, y se fue. Escuché como impedía que tu padre y tu hermano intentaran entrar.

Voy a tener que tener una charla con esa mujer sobre sus desesperadas ganas de que tenga novio.

——

Después de un rato de seguir abrazados, me mentalicé internamente que en algún momento tendría que bajar y enfrentar a mi papá y hermano con Liam. Además, mi estómago ya hacía ruidos bastante fuertes, me estaba muriendo de hambre.

Probablemente que los dos todavía nos encontráramos en la ropa de anoche no fue la idea más brillante. Pero él no tenía otra, y yo tenía demasiado flojera como para cambiarme. Tomé a Liam de la mano conduciéndolo hacia la cocina donde mi familia se encontraba almorzando. Él no parecía para nada nervioso, de hecho sonreía. Este chico es rarísimo.

- Buenos días. - sonrió cómplice mi mamá.

La mirada de todos los presentes se fijó en nosotros hasta trasladarse en nuestras manos entrelazadas. Avergonzada, solté la mano de Liam. Iba a ser un almuerzo incómodo.

Después de unos veinticinco intentos de asesinato al ojiazul por parte de la manada Cárter masculina, nos dedicamos a comer. Eso era algo que a cualquier Cárter lo hacía cerrar la boca, la comida, y en especial la de mamá.

- Así que, ¿que tal el juego anoche? - trató de alivianar el ambiente mi progenitor.

- Genial. - sonrió Liam. - Ganamos casi sin mucha competencia. Nuestra meta es quedar invictos en la temporada, al igual que la pasada.

- Estoy seguro de que lo harán, son un equipo excelente. Los he visto jugar un par de veces, cuando Scarlett dejaba de avergonzarse de su padre y me llevaba a los partidos. - acusó.

La mirada burlona de Liam se posó en mi. No es mi culpa, de verdad, deberían ver lo que es mi papá en los partidos. Un ex-jugador de fútbol americano frustrado por el final de la secundaria gritando y alentando con fervor. Estoy segura que no soy la única que se avergonzaría.

- De hecho, te he visto jugar un par de veces, Liam. Te convertiste en capitán muy joven, casi en edad récord a decir verdad. Diriges muy bien el equipo y tu juego es impecable. - la sonrisa orgullosa y feliz de Liam se expandió por toda su cara, haciendo a  sus esferas azules destellar.

La conversación de fútbol americano me estaba aburriendo, por lo que me dirigí a Adeline, quien estaba a mi lado.

- Así que durmieron juntos. - subió y bajo sus cejas en un baile entre pervertido y burlón.

- Exacto, solo dormimos. - no mentía, o eso creo, las imágenes de la noche de ayer no eran súper claras en mi mente.

- Haré como que te creo. - y continuó comiendo.

——

Unos instantes más tardes, nos encontrábamos devuelta en mi habitación y pensé que sería el momento perfecto para aclarar mis dudas.

- ¿Qué pasó anoche? - mi pregunta salió demasiado rápida y de la nada, lo que pareció sobresaltarle. Pero se repuso velozmente, sonriendo engreído.

- ¿Qué parte quieres saber? ¿La parte donde bailamos? ¿O cuándo me acusaste de no tener autocontrol? ¿O tal vez cuándo nos besamos? ¿O quizá cuando me rogaste quedarme a dormir contigo? - sonrió burlón y me hice un face palm mental. No voy a volver a beber.

- Tu sabes a lo que me refiero, si tu y yo... - clavé la mirada en mis manos que jugueteaban entre ellas en un acto de nerviosismo.

- ¿Si nos acostamos? Sí.

Lo miré petrificada. Yo sabía que no tenía que beber, acababa de desperdiciar mi virginidad con un idiota y para colmo estando ebria. Maldita sea. Diablos. Idiota, estúpida.

Pero mientras me estaba insultando y abofeteando mentalmente una risa lleno mis oídos. Miré al idiota al frente mío, se estaba partiendo de la risa.

- Deberías... haber visto... tu... cara... - sus palabras se encontraban interrumpidas por carcajadas e intentos nulos de recobrar aire.

Yo lo mato.

Tomé un almohadón de mi cama y comencé a pegarle con este con fuerza mientras la risa de Liam no cesaba. Después de un rato, tomó mis muñecas haciéndome dejar de golpearlo y poniéndose serio de repente.

- Scarlett, ¿de verdad pensaste que nos habíamos acostado?

De repente me sentí tonta, y un poco avergonzada. Quizá después de todo, no soy lo suficientemente atractiva como para generarle el deseo de acostarse conmigo. Esperen, ¿qué fue ese bajón de autoestima? Probablemente este por tener mi periodo.

Quizá Liam notó mi cambio de humor, porque se apresuró en continuar. - Jamás me acostaría contigo estando ebria. Tampoco soy un imbécil.

A decir verdad, sus palabras me calmaron un poco. Me hizo sentirme más segura de estar cerca de él saber que no se aprovecharía de mi.

- No hay nada que quiera más, pero cuando suceda, va a ser porque tu estés de acuerdo y pidiéndolo. - sus cejas subieron y bajaron pervertidamente. - No fue tan fácil, de todos modos, y menos cuando en primer lugar, tu uniforme de porrista dejaba al descubierto tus hermosas piernas, con tu medio recogido con cintitas dándote un aire dulce e inocente. Luego ese vestido que te quedaba tan bien y por último ese bikini, ese maldito bikini rojo.

Mis mejillas se tiñeron del color de mi bikini de anoche.

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-S.

Jamás, Scarlett. (Promises #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora