Lo llevó a una mesa que no había visto antes, una que estaba llena de todo tipo de manjares coreanos, desde los más sencillos como los platillos para acompañar de kimchi, hasta otros más caros como pescados y mariscos. También había arroz e incluso elaborados, como el Bimpap. Todo tenía una pinta estupenda, eran platos dignos de cualquier libro de cocina, se le hizo la boca agua.

- ¿Viene alguien más a comer? – Wonsik negó. – Creo que hay demasiado. – Lo vio encogerse de brazos.

- No sabía que comida te gustaba, así que he hecho de todo un poco.

- ¿Lo has preparado todo tú?

- Sí.

- Así que también cocinas.

- Y no lo suelo hacer por pereza, pero hoy tengo una misión. –Taekwoon frunció el ceño, preguntándole con la mirada que había querido decir con eso.

Pero Wonsik solo se dedicó a sonreír mucho más y a cambiar la posición de sus manos, hasta cogerlo de la cintura y acercarlo a él.

- Cuando algo me interesa me dedico a investigar sobre ello. – Enrojeció. - Como cuando descubrí la pintura y decidí estudiar historia del arte. – Debía admitir que aquello lo había dejado sin palabras. – Taekwoon. – Notó sus dedos repartidos en sus dos mejillas. – ¿Pillas la indirecta?

Sintió un cosquilleo que comenzó en su estómago y le recorrió el cuerpo entero, también le temblaron las piernas, luego asintió con lentitud haciendo que el pelirrojo soltara una carcajada.

- Vamos a comer.

Se sentaron en las dos únicas sillas que habían y sin esperar a nada, comenzaron a probar todos y cada uno de los platos, a cada cual mejor según iba catando. Todo superaba a los restaurantes de cinco tenedores donde su familia lo obligaba a ir, pero en este caso con Wonsik como compañía y el pequeño Bulldog Francés que solo esperaba recibir algún resto debajo de la mesa.

- Así que eres alérgico a los mariscos y aun así te lo has comido, amas los fideos y aunque todos los platos estén rebañados, tienes sitio para el postre. – Lo vio cruzarse de brazos mientras él se limpiaba la boca y asentía, tenía razón, le encantaba comer. – El regalo número uno ha surgido efecto.

- ¿Qué quieres decir?

Wonsik se acercó a él rodeando la mesa, y apoyando las manos a cada lado del respaldo de la silla para ponerse cara a cara.

- Que mi manera de conocerte está funcionando. – Torció los labios en un ápice de sonrisa. – Sigamos con el siguiente, vamos al sofá.

Lo llevó a rastras hasta allí para después desaparecer, Taekwoon estaba sorprendido e ilusionado a la vez, no sabía que le gustaba más si el que hablara de regalos o el que quisiera saber más de él. Lo vio atravesar el comedor con una bolsa de papel en las manos, luego se la colocó delante.

- Hyuk dice que se regala mucho en navidad, yo lo veo una chorrada.

No dijo nada, solo miró dentro para sacar algo esponjoso que no supo que era hasta el momento de desdoblarlos. Eran negros, pero era Ravi quien se los regalaba, así que tenían un estampado de bananas.

- ¿Calcetines?

- Por la cara que has puesto, veo que no te gustan. – Sacó una libreta imaginaria de su bolsillo e hizo que lo apuntaba. – Nada de calcetines.

Taekwoon no pudo evitarlo, comenzó a reír como si se hubiera vuelto loco, aunque tal vez lo estaba, no sabía por qué se encontraba tan feliz. Comenzó a pensar que ese par de calcetines era el regalo más extraño de su vida, aunque también era el único y por lo tanto el mejor. Se quitó rápidamente los que llevaba en ese momento, y se los probó.

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